© RIA Novosti Serguéi Mámontov
Al avión con vice primer ministro ruso, Dmitri Rogozin, y el ministro de cultura, Vladímir Medinski, a bordo no le han dejado entrar en los espacios aéreos de Ucrania y Rumania. Rogozin ha logrado burlar a los operadores y ya ha llegado a Moscú.
Para llegar a Chisináu, de donde tenían previsto ir a Tiráspol, la delegación rusa tuvo que pasar por Rumania, ya que las autoridades ucranianas habían prohibido previamente la entrada del avión gubernamental en el espacio aéreo ucraniano. Cuando el avión con la delegación rusa quiso volver a Rusia, Rumanía también había cerrado su espacio aéreo. Varias horas después la delegación rusa abandonó Chisináu en vuelo regular.
"Por orden de EE. UU., Rumania ha cerrado el espacio aéreo a mi avión. Ucrania nuevamente no nos deja pasar", escribió Rogozin en su cuenta de Twitter.
"La próxima vez volaré en un Tu-160" escribió con ironía en su cuenta de Twitter, en referencia a los famosos bombarderos pesados supersónicos rusos.
Además en su cuenta en Facebook publicó el texto de la negación de Ucrania.
"No se emitirán permisos para vuelos aéreos RUSJET (RSJ) debido a una violación severa de las reglas del uso del espacio aéreo ucraniano. En concreto, un aterrizaje en un aeropuerto cerrado de Sebastopol," dicta el documento. A pesar de la prohibición, el avión de Rogozin despegó de Chisináu.
Rogozin informó de su llegada a Moscú de forma irónica en las redes sociales, afirmando que había logrado burlar a los operadores ucranianos, que lo estuvieron buscando a bordo del avión “en el que no estaba".
"Por orden de EE. UU., Rumania ha cerrado el espacio aéreo a mi avión. Ucrania nuevamente no nos deja pasar", escribió Rogozin en su cuenta de Twitter.
"La próxima vez volaré en un Tu-160" escribió con ironía en su cuenta de Twitter, en referencia a los famosos bombarderos pesados supersónicos rusos.
Además en su cuenta en Facebook publicó el texto de la negación de Ucrania.
"No se emitirán permisos para vuelos aéreos RUSJET (RSJ) debido a una violación severa de las reglas del uso del espacio aéreo ucraniano. En concreto, un aterrizaje en un aeropuerto cerrado de Sebastopol," dicta el documento. A pesar de la prohibición, el avión de Rogozin despegó de Chisináu.
Rogozin informó de su llegada a Moscú de forma irónica en las redes sociales, afirmando que había logrado burlar a los operadores ucranianos, que lo estuvieron buscando a bordo del avión “en el que no estaba".
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