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lunes, 11 de noviembre de 2013

El capitán que hundió un submarino por no poder cambiarse de bando en la Guerra Civil

El comandante del B-5 trató de pasarse al bando nacional, pero no pudo con el comité político y seguramente inutilizó la nave, hundiéndose
El capitán que hundió un submarino por no poder cambiarse de bando en la Guerra Civil
 Flotilla de submarinos españoles
 La tragedia del capitán del submarino B-5
Hace unos días, el periodista Manuel F. Villatoro publicó en ABC.es, Noticias de España, un interesante artículo sobre la misteriosa desaparición del submarino republicano “B-5” durante la Guerra Civil.  En septiembre de 1936, este submarino estaba a cargo del capitán de corbeta Carlos Barreda Terry, brillante oficial que contaba con un amplio historial embarcado en diversas unidades de la Armada a lo largo de su carrera.


aunque realmente el mando a bordo lo ejercía el comité político, y el motivo por el que la República nombrase a Barreda como comandante, siendo de derechas y superviviente de las matanzas de marinos que siguieron al 18 de julio del mismo año, no era otro que la consecuencia de un imposición del Gobierno británico para que las unidades de la Marina republicana estuviesen siempre a cargo de oficiales del Cuerpo General de la Armada, porque en caso contrario la Royal Navy las consideraría piratas. Esta sería la razón por la que varios oficiales submarinistas fueron forzados a “aceptar” el mando, eso sí, bajo fuerte control de los comités frentepopulistas, lo que originaba mucha tensión entre las dotaciones.
El autor del referido artículo, tras un somero relato de las actividades del B-5 en el Mediterráneo desde las bases de Cartagena y Málaga, hasta mediados de octubre de 1936, indica que el submarino se encontraba por entonces de patrulla en aguas de Estepona, “cuando de improviso dejó de retrasmitir su posición. A partir de ese momento, jamás se volvería a conocer su paradero,” y hasta hoy en día no se conocen las circunstancias del trágico final del B-5.
La primara causa del hundimiento, la atribuye Villatoro al ataque de un hidroavión Dornier de la Aviación nacional, cuando el 12 de octubre sorprendió al submarino navegando en superficie, y al lanzarle una carga de profundidad y varias bombas, desapareció.
Esta versión de la pérdida del submarino y su dotación de 37 hombres, hay que desecharla totalmente, por las siguientes razones:
La acción del día 12 no tuvo consecuencias. Carlos Barreda, como dijimos comandante del B-5, una vez de regreso a la base en Málaga, puso a su mujer Josefina Aldámiz-Echevarría Hernáiz un telegrama fechado el 15 de octubre con el texto siguiente: ESTOY BIEN ABRAZOS=CARLOS.  El mismo día le escribía una carta en la que no citaba el ataque por razones obvias y le comunicaba textualmente:
“… estamos pendientes de salida para ahí (Cartagena) otra vez. Yo creo que a los dos días o tres días de recibir esta carta estaremos en Cartagena para reparar otra vez. Ahora dentro de un rato saldremos a la mar y cuando volvamos iremos derechos ya a Cartagena…”
Con independencia de que no se pueden aclarar las circunstancias del hundimiento del submarino B-5 en tanto no sea posible recuperarlo del fondo de la mar, lo que hasta ahora no se ha conseguido pese a ciertos informes acerca de su posible situación y algunos trabajos realizados, se pueden destacar, entre otros, los siguientes hechos más significativos:
● La conversación entre Carlos Barreda y su mujer, mantenida en la casa del matrimonio en Cartagena que oyó su hijo Carlos Barreda Aldámiz-Echevarría, desde desde muy cerca, fuera de la habitación, en la que su padre le comunicaba a su madre, que escuchaba entre sollozos, la intención de pasarse a la zona nacional o inutilizar el submarino, al mismo tiempo que le explicaba también cuáles eran los planes para ejecutar sus propósitos y las razones para aceptar el mando del submarino.
●  En la declaración del capitán de navío Enrique Manera, se especifica patentemente la posibilidad de que la pérdida se debiera a la decisión del capitán de corbeta Carlos Barreda Terry de hundirse con el buque. En ella describe un intento de sabotaje por parte del comandante,  y la mención a la intervención del capitán de corbeta Remigio Verdía (jefe de la flotilla de submarinos destacados en Málaga), en la que tuvo que calmar a la tripulación, es un hecho indicativo muy claro de las intenciones de Barreda.
● Asimismo, en el expediente instruido para averiguar las circunstancias en que murió este jefe, fechado el 14 de julio de 1938, consta claramente desconocerse la causa determinante de la desaparición del submarino pero resulta incontrovertible que su comandante era de ideología nacional, pues manifestó a dos testigos que “antes de hacer daño a las unidades nacionales era capaz de hundirse con el barco.”
A la vista de estos antecedentes, creemos que el B-5 salió a la mar desde Málaga el 15 de octubre de 1936 en misión de vigilancia y nunca se volvió a tener noticias de él a partir del día 17 por causas desconocidas, probablemente en un intento del comandante de pasarse a zona nacional o entrar en Gibraltar, pretensiones abortadas por el comité político del barco en las circunstancias extremas que se padecían abordo.

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