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jueves, 31 de octubre de 2013

En las casas de Ben Spies, Colin Edwards y Kevin Schwantz

Colin Edwards, Kevin Schwantz y Ben Spies. Aprovechando el viaje a Laguna Seca hemos visitado a los tres pilotos tejanos. Así son ellos cuando están en casa…
       
Colin Edwards
 Te harás idea de lo grande que es la casa de Edwards si te digo que me hicieron falta ¡cuatro! fotos con el iPhone… Dicen que en América todo es grande: pues la casa de Texas Tornado toma eso al pie de la letra. No es que sea grande, es jodidamente enorme, como diría él mismo…

Pero es que necesita todo ese sitio. Actualmente está valorada en unos tres millones de dólares pero cuando tienes en cuenta dónde está ubicada y lo grande que es, parece el chollo del siglo. Edwards y su mujer Alyssia (que es su novia desde el instituto) construyeron esta mansión a partir de un terreno vacío en 2009, y sus residentes incluyen sus tres adorables hijos Gracie, Hayes y Liv. Ocupa casi 10.000 pies cuadrados en una parcela que es de casi 45.000 pies cuadrados. La casa tiene más habitaciones de las que puedo contar con mis dedos. Tiene siete dormitorios y siete baños completos, además de otros tres aseos, para que te vayas haciendo a la idea de lo que te digo. Ofrece en la parte trasera unas preciosas vistas sobre una zona de un acre de agua, y ahí hay una gran piscina con barra de bar, cascada y cocina exterior. Tiene un garaje enorme (caben más de ocho coches) con taller, tiene una sala de cine, y está a tiro de piedra del segundo hogar del bicampeón mundial de Superbike, el Texas Tornado Boot Camp. Aquí entras en una escuela de pilotaje donde rodarás con motos de dirt track Yamaha hasta que te duela la espalda. Y dado el cariño que Edwards tiene a las armas de todo tipo y tamaño, aquí también podrás disparar hasta que sean tus oídos los que te duelan…
       
Colin Edwards
Una de las más preciadas posesiones de Edwards está normalmente escondida bajo una funda. Es un Mustang Shelby GT500 Super Snake, un aparato de casi 700 CV cuyo V8 suena al arrancarlo como un cruce de león salvaje y sinfonía de Beethoven. Su enorme piscina de la parte trasera forma parte del paraíso de Edwards. «Es un lugar estupendo para descansar, a los niños les encanta. Es estupendo poder organizar barbacoas con los amigos y tenemos el clima para poderlo disfrutar todo el año».
Teniendo en cuenta que Edwards lleva más de 20 años como piloto profesional, sorprende no encontrar apenas ninguna referencia a su oficio en su casa. Cuando bajas al garaje, sí: la colección de los monos y cascos más queridos por Edwards. «La verdad es que casi no tengo nada de mi carrera como piloto arriba en la casa, pero sí quería tener aquí algunos monos y más cosas a la vista, a fin de cuentas usándolos es como he podido tener todo esto».
Después de su familia y las motos, las armas son la gran pasión de Edwards. La lista va desde pistolas hasta armas que son más grandes y pesadas que yo, como el tremendo fusil del calibre 50 capaz de acertar a 2.000 metros: incluso con las protecciones puestas te duelen los oídos si estás a menos de 10 metros… Edwards es un tirador de precisión y te haces idea de lo serio que se toma esto cuando descubres que se fabrica su propia munición.
Desde que Edwards abrió el Boot Camp en 2011 es un parque de juego para su hijo Hayes. «He acumulado tantos conocimientos sobre las motos y su pilotaje que sería un crimen llevármelo todo a la tumba sin intentar ayudar a otros. Para Hayes es bueno porque puede rodar aquí cuanto quiera, aunque él hace esto porque le gusta, yo no le voy a presionar, que él decida».
       
Kevin Schwantz
Una serpiente de cascabel es lo primero que te recibe al llegar a la casa de Kevin Schwantz, una residencia sorprendentemente modesta en los alrededores del centro de Austin (Texas). «Prefiero las casas así» nos comenta el campeón del mundo de 500 de 1993, que está encerrado en esta casita mientras su casa, en una urbanización en una colina de las afueras de Austin, sigue en obras. La mayoría de sus posesiones están ahora apretujadas en esta casa, incluyendo unos cuantos trofeos de caza conseguidos en un viaje con Daryl Beattie en Suráfrica en 1995. Lo más grande, una piel de cocodrilo de más de cinco metros que ahora está en el suelo del garaje… Es la primera casa que visito en la que las armas están a mano, pero te puedes sentar a tomar un café y admirar una colección única colección de relojes que te hace pensar que el dueño es un joyero y no el piloto más admirado del mundo. Después de esta rápida visita, nos vamos hacia la nueva casa de Schwantz, a 25 minutos, en una zona donde ya se ven más mansiones que casitas… Nos cuenta que está remodelando una casa que le llamó la atención porque destacaba del resto, con una vista impresionante de Austin, pero que la reforma se ha acabado convirtiendo prácticamente en un derribo y nueva construcción. Solo la piscina ha sobrevivido a lo que Kevin quería hacer… Su casa no será de las más grandes de la zona: la de su vecino, sin ir más lejos, nos dijo que cubría una superficie de 20.000 pies cuadrados y que tenía un valor cercano a los diez millones de dólares. La de Schwantz será más o menos la cuarta parte… ¿celoso? Yo no lo estoy…
       
Kevin Schwantz
Para Schwantz la pérdida de Simoncelli tuvo especial significado porque había establecido una buena relación con el italiano, de hecho el tejano le rendió tributo pilotando su RC212V en una vuelta de honor al circuito de Valencia en el último GP de 2011. En una subasta de la Fundación Simoncelli salió una Fender Stratocaster usada por el grupo británico The Rainband, con el dorsal del piloto y firmada por los demás pilotos. Schwantz no dudó y pujó por ella hasta quedársela… «Todavía es duro pensar que Marco ya no está, lo echo mucho de menos. Esa guitarra era algo que tenía que tener». Está claro que Schwantz tenía un vínculo con Simoncelli: hay gorras de Marco, camisetas, fotos… y el enorme pick-up aparcado en la puerta de su casa es el último homenaje al campeón de 250: el FIFTY8 de la matrícula es un número inolvidable en el Mundial.
Schwantz se mantiene en forma montando en bici, por carretera o por el monte. Después de llevarnos a comer en un Tex-Mex en Austin se preparó para su sesión de tarde con el piloto del AMA Superbike Blake Young. Por detrás de la casa que se está haciendo hay un camino privado. «Monto tanto como puedo, me mantiene en forma y siempre he intentado estar tan activo como he podido, aunque no haya corrido desde hace casi 20 años. Además, voy a correr este año las Ocho Horas de Suzuka y para eso hay que prepararse».
Cuando Triumph lanzó su Steve McQueen Edition en 2012, Schwantz sabía que tendría que tener una de las 1.100 que se iban a vender. Pero no cualquiera: tenía que ser el nº de bastidor 0034, su número…  «Es una moto preciosa y McQueen era mi ídolo, cuando supe que iban a sacar esta versión quería una sí o sí».
       
Ben Spies
Andábamos perdidos en un barrio de Dallas peleándonos con el GPS, sabíamos que estábamos cerca de White Rock Lake pero seguíamos sin localizar la casa del piloto de Ducati. Es una residencia con cuatro habitaciones que diseñó y construyó desde cero en 2009 en un solar de casi 3.500 pies cuadrados y que vale algo más de un millón de dólares. Pero si la quieres, es tuya: Spies planea venderla pronto ya que ha comprado un terreno para construir una nueva casa al otro lado del lago... Volantazo y media vuelta cuando de repente vemos un brillante Mercedes E Cupé plata con la matrícula «ELBOWZ»... Es el seudónimo del piloto de 28 años, por su particular estilo de pilotaje con los codos por fuera. Nos da una calurosa bienvenida su madre Mary, de tanta influencia en su vida y en su carrera deportiva. Dentro de la casa está el sello de Spies por donde mires, en particular con esa enorme ventana de suelo a techo que da tanta luz. Hay algunos recuerdos de las carreras, incluyendo la Suzuki GSX-R 1000 de 2008 que le dio el título de campeón americano de Superbike, y la Yamaha R1 de 2009 con la que ganó el Mundial de Superbike en su primer año (un récord imbatido). Pero aparte de las dos motos, algo ocultas debajo de la escalera central, tampoco hay mucho más que nos recuerde cómo se gana la vida este chico. La hospitalidad de Spies nos lleva fuera de su casa, a su restaurante StackHouse, una hamburguesería gourmet en la que ha invertido parte de lo ganado en 2011. Comimos lo suficiente para necesitar solo pan y agua la semana siguiente…
       
Ben Spies
No puedes visitar a Spies en Dallas sin que te inviten a su restaurante. Un mono de su año (2010) en el equipo Monster Yamaha Tech3 adorna el restaurante y sirve de recordatorio de su tremendo año como rookie en MotoGP. Subió al podio dos veces e hizo una pole, eso y llegar varias veces entre los cinco primeros le llevó al equipo oficial.
Spies pasa media vida sobre dos ruedas. Cuando no corre con motos de 260 CV, está haciendo kilómetros en casa sobre su Specialized de último grito. Una habitación de su casa está enteramente dedicada a sus bicis, pero su afición va más allá de eso, o de ser un complemento a su entrenamiento físico como piloto. Pasa más de 25 horas a la semana en bici cuando los compromisos de las carreras se lo permiten y en 2011 formó el equipo Elbowz Racing, una escuadra de alto nivel que compite en todo el país.
En la esquina de una habitación llena de fotos y recuerdos de las carreras, hay una pequeña Yamaha YZR50 amarilla. Una moto muy importante... «Esta fue mi primera moto de carreras, cuando yo tenía ocho años. Mi padre investigó dónde había ido a parar, la recuperó hace tres años y me la regaló en Navidad... seguramente el mejor regalo que me hayan hecho». Familia y amigos aparte, las dos posesiones más preciadas de Spies son sus dos motos ganadoras. La Suzuki de 2008 y la Yamaha de 2009, la campeona de Estados Unidos y la campeona del mundo. La R1, aparte de un juego de neumáticos nuevos y haberla vaciado de gasolina y aceite, es la moto con la que consiguió el título en Portimao. «Estas dos motos lanzaron definitivamente mi carrera y son el motivo por el que estoy en MotoGP».

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