AFP
Parece increíble, pero puede que no tengamos que esperar mucho tiempo hasta que una máquina consiga decir más de nuestra personalidad que cualquier miembro de nuestra familia o que nuestros propios amigos.
Al menos, así lo afirma un grupo de expertos de la Universidad de Cambridge que ha credo un software capaz de analizar nuestros gustos y reacciones ante determinadas situaciones en base, únicamente, a los «Me gusta» que usamos en Facebook.
Lo que analizaba ya el diario ABC en octubre queda patente mediante un estudio científico: Facebook es un gigantesco búnker de la información donde cada clic se convierte en un arma para investigadores académicos y empresas. Y es que, como señala la investigación (la cual ha sido analizada ampliamente por el diario «Daily Telegraph») los «Me gusta» que incluimos en esta red social sirven para asociar nuestra personalidad con determinados productos, actividades, deportes, música… y un largo, pero que muy largo etcétera.
Para llegar a esta conclusión, los expertos hicieron un estudio con más de 80.000 voluntarios que, tras presentar sus cuentas de Facebook, rellenaron una encuesta formada por cien cuestiones en relación a sus gustos y su forma de actuar. Éstas permitieron investigar su personalidad en base a las cinco grandes cualidades humanas (agradabilidad, escrupulosidad, extroversión, apertura y neuroticismo).
Tras analizar cada una de las encuestas en base a estos cinco parámetros, los expertos crearon un algoritmo que puede predecir la personalidad de un usuario de Facebook con gran exactitud (dependiendo, eso sí, del número de «Me gustas» que tenga a su disposición para analizar). Concretamente, el equipo ha establecido que este software puede establecer los rasgos anímicos y gustos de una persona con mayor precisión que un compañero de trabajo con tan solo 10 «Likes»; que un amigo con 150 y que un cónyuge con más de 300.
«Sostenemos que el entorno digital ofrece una gran cantidad de indicios relevantes que se pueden observar a medida que nos expresamos a través de los intereses, preferencias y valores de los individuos», destacan –en declaraciones recogidas por el diario- los expertos que han llevado a cabo el estudio. Mediante este software, sus creadores creen además que será posible ayudar al usuario a filtrar –por ejemplo- las ofertas de trabajo que reciba, saber qué productos se ajustan a sus necesidades y deseos o, incluso, determinar si una pareja es adecuada a priori o no para él o ella.
Facebook: un negocio de 1.300 millones de cobayas humanas
El controvertido experimento psicológico llevado a cabo por la red social en 2012 en donde manipuló miles de cuentas de usuarios genera un dilema ético
Facebook es la mayor red social del mundo, con más de 1.300 millones de usuarios
Facebook: un negocio de 1.300 millones de cobayas humanas
El controvertido experimento psicológico llevado a cabo por la red social en 2012 en donde manipuló miles de cuentas de usuarios genera un dilema ético
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Facebook lo sabe todo de sus usuarios. Que no le engañen. En el mismo instante en el que un usuario le da al botón «me gusta», ese simple gesto queda guardado y monitorizado en alguna parte de la arquitectura de la red social. Porque, debajo de los datos que proporcionamos (gratuitamente) hay un búnker de información demasiado seductor como para pasar de largo.
Puede que muchos usuarios no sean conscientes de que Facebook, más allá de ser un simpático y práctico muro en el que subir imágenes de viajes o desahogarse mediante un reguero de palabras, también es una profunda fuente de datos para los investigadores académicos, tanto dentro como fuera de la empresa. Una verdadera mina de oro. El negocio del siglo, a todos los efectos. No olvidemos que, a día de hoy, nadie le hace sombra; es la mayor red social del mundo gracias a sus más de 1.300 millones de usuarios, un tercio de la población global. Imagínense que esta red social fuese un país.
Después de todo, no hay más que pensar en la vasta información que millones de personas regalan libremente a este lugar que ha hecho del «me gusta» un nuevo eslabón de la cadena de la amistad. Y, para colmo, lo hacen de forma inconsciente. Un simple e inocente comentario supone a la compañía la oportunidad de beber del manantial de la sabiduría. Y sí, Facebook lo sabe todo de usted, lector, no solo su nombre, sus apellidos, su edad y los centros educativos por donde ha pasado, sino también los lugares que visita, sus ideologías, sus estados emocionales y todo tipo de aficiones y gustos que, al final, sirven de base al negocio. ¿No ha pensado nunca por qué a usted, que en su biografía incluye una relación de casado, no le aparecen anuncios de páginas de ligues como su amigo que se define como soltero? No es casual.
Por tanto, estamos ante un lugar muy goloso para poder extraer acertadas y completas estadísticas sobre el comportamiento del ser humano. Es el sondeo más completo de la historia. Ha quedado demostrado tras desvelarse la manipulación de 689.003 cuentas de usuarios para elaborar un estudio psicológico en colaboración a dos universidades norteamericanas (Cornell y San Francisco). La conclusión de todo fue que existe un «contagio emocional» sobre nuestras reacciones. Para comprobar esta tesis, a un grupo se le enviaba más noticias positivas o negativas. Se realizó sin el consentimiento ni aprobación del usuario.
Tomados a granel, todos nuestros datos representan el mejor mapa social acerca del comportamiento humano. Desde al menos el año 2008 -la marca llevaba volando por internet unos cuatro años- la plataforma dispone de su propio centro de investigación para recolectar y analizar los datos de usuario, según asegura «The Washington Post». «Con toda la información que le damos a Facebook un buen analista sería capaz de extraer perfectamente perfiles psicológicos a un nivel de profundidad como nunca se ha hecho antes», reconoce Manuel Chao, responsable del departamento de SEM de la agencia de marketing online Hello, al tiempo que duda de si es positivo el sacrificio de la ética en función de un estudio estadístico.
Aunque gran parte de estos análisis sirven de base para la mejora de servicios publicitarios a fin de hacer más rentable de la red (ingresó 2.509 millones de dólares en 2013), Facebook también ha utilizado sus datos para alimentar una serie de estudios académicos sobre temas de relevancia social. «Facebook es una red muy emotiva. Es nuestra vida privada la que exponemos ahí. Lógicamente, tiene un impacto en la forma en la que nos sentimos. Aunque sea legal [porque se aceptan voluntariamente las condiciones de uso en el momento de ingresar], no ha sido muy ético», señala al diario ABC Ismael El-Qudsi, responsable de la agencia Internet República, especializada en medios sociales. «Lo que se ha demostrado es lo manipulables que somos las personas. Subyace la idea de si los productos de internet deberían ser de pago, porque si estás pagando, el usuario puede tener ciertos derechos. Al ser un producto gratuito tú eres el precio. Facebook está jugando con nosotros como cobayas, para ver los comportamientos que hacemos».
«Está claro que el valor de Facebook es ser capaz de manipular a la gente a su antojo. El modelo de negocio está clarísimo. Me sorprende que la gente se sorprenda. Detrás de este experimento ha habido investigación académica. Son experimentos que nos aporta mucha información sobre el comportamiento humano y las palancas que nos mueven. Facebook, ahora, está en el punto de mira y le ha tocado, pero como socióloga no puedo verlo mal. Está poniendo a nuestra disposición una gran herramienta por la que no pagamos, encima es gratis, ¿y pensamos que no van a hacer nada?», manifiesta Silvia Leal, directora del departamento de Tecnología del Instituto de Empresa y asesora de la Comisión Europea.
En ese potente recolector de información personal llamado Facebook trabajó Jeff Hammerbacher, uno de los fundadores de la empresa de análisis de grandes datos Cloudera, que investigó acerca de la forma en la que los usuarios consumen los anuncios publicitarios en internet. Una prueba más que la red social sirve para realizar análisis sociológicos, políticos y psicológicos. ¿Se imaginan que un día antes de las elecciones norteamericanas Facebook decide promover contenidos favorables y positivos de los contactos de cien millones de usuarios? ¿Influiría en el voto? Los expertos lo comparan con la misma influencia que tiene un medio de comunicación (código deontológico, prohibición de publicar sondeos en la jornada de reflexión...), pero la compañía fundada por Mark Zuckerberg niega que lo sea. Por eso tiene, dicen los expertos consultados, otras reglas de juego a la que atenerse.
Es momento de reflexión después de conocerse el controvertido experimento psicológico. Se aplicó a una ínfima fracción de todos sus perfiles, es cierto, pero lícito o no, lo cierto es que durante una semana miles de usuarios quedaron sesgados de la información de sus contactos, coartados de la libertad de recibir las actualizaciones de los mismos, aunque solo fueran comentarios nimios y banales. Este mundo virtual, para muchos una continuación o réplica de la realidad, quedó reducido y sesgado sin tener conocimiento de ello.
No es de extrañar que se haya comenzado a aplicar los datos de Facebook en analizar incluso la vida sanitaria de las regiones. De hecho, varios expertos de Facebook y laboratorios de genética colaboran para ayudar a los médicos a hacer predicciones personalizadas sobre sus pacientes. El problema de aquel estudio de marras, dicen los expertos, es que todo se hizo sin el consentimiento de las personas. Y, tras conocerse este episodio, voces críticas no han dejado de aparecer. La última ha sido el centro de investigación Electronic Privacy Information Center con sede en Washington (EE.UU.) ha asegurado que en el momento del estudio la política de uso de datos de Facebook no recogía que los datos de las personas se iban a utilizar con fines de investigación y que la compañía no informó a los usuarios que su información personal será compartida con investigadores. Cuatro meses después lo hizo. Nada es casualidad.
Facebook seguirá haciendo experimentos con los usuarios porque «es innovación»
El estudio psicológico llevado a cabo por la mayor red social del mundo con el fin de testar el estado de ánimo de los internautas no fue un error y forma parte de un proceso de transformación para mejorar la plataforma. Sherly Sandberg, número dos de la compañía reconoce que «la explicación del experimento fue pobre»
reuters
Sandberg durante su intervención en Nueva Delhi
El experimento «psicológico» de Facebook sigue causando un torrente de comentarios críticos sobre la facultad de las compañías tecnológicas de cambiar a su antojo los perfiles de sus usuarios -clientes-. No fue un error, ni una acción puntual, sino más bien un proceso para innovar y mejorar la plataforma.
La compañía desarrolladora de la mayor red social de mundo, con más de 1.300 millones de usuarios, resta importancia a este hecho, llevado a cabo durante una semana de enero en 2012 para comprobar la corriente de opinión seguida por los usuarios cuando se les ofrecía mensajes positivos o negativos. Las conclusiones, aunque obvias, dejaron entrever las supuestas manipulaciones e intromisiones de Facebook sobre los perfiles.
A la disculpa inicial se le ha sumado Sheryl Sandberg, número dos de la red social, que ha intentado calmar las aguas en una intervención desde Nueva Delhi (India). La empresaria estaba en la ciudad en un encuentro con emprendedoras y mujeres de negocios como parte de su campaña «Lean In». «Esto (el experimento) forma parte de las investigaciones que hacen las empresas para probar diferentes productos y eso es todo; fue comunicado de forma pobre», señala. «Y por esa mala explicación nos disculpamos. Nunca quisimos molestarlos», apuntó la ejecutiva en una reunión en la India.
Esta investigación quería comprobar la tesis del «contagio emocional». Para ello, Facebook manipuló el algoritmo del «News Feed» de 690.000 usuarios para enviarle más noticias positivas o negativas y saber si esto provocaba la publicación de contenido negativo o positivo. «Nos tomamos seriamente la privacidad y seguridad en Facebook porque es lo que permite a las personas compartan contenido», añade.
Lo cierto es que en Facebook se lavan las manos y dejan la puerta abierta a continuar con este tipo de estudios. De hecho, otro ejecutivo de la compañía ha advertido que este tipo de investigaciones hace que el producto sea mejor y «es preocupante cuando vemos una legislación que pueda sofocar este tipo de innovación».
En ese sentido, desde la empresa fundada por Mark Zuckerberg hace diez años apelan a comunicar de una mejor manera un futuro estudio de similares características. Monika Bickert, jefa de gestión de la política mundial de Facebook, ha mostrado poco remordimientos cuando se refirió al controvertido caso durante un evento, Aspen Ideas Festival, al asegurar que el objetivo, después de esta polémica, es «asegurarnos de que estamos siendo transparentes, tanto para los reguladores y para la gente».
Por lo pronto, el Gobierno de Reino Unido ha abierto una investigación para saber si Facebook violó la ley de privacidad de datos durante este experimento.
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