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viernes, 19 de septiembre de 2014

La historia de la iglesia románica española «trasplantada» a Nueva York

En los años 50, la iglesia de San Martín de Fuentidueña fue desmontado pieza a pieza para ser exhibida en los Claustros, en Nueva York
La historia de la iglesia románica española «trasplantada» a Nueva York
El Románico es un estilo artístico desarrollado en Europa en el período comprendido por los siglos XI y XIII, en los que se emplea de forma exclusiva en arte religioso. En España, este estilo artístico se introdujo gracias al Camino de Santiago y es posible encontrar ejemplos en el norte de la Península.
 
Paradójicamente, uno de las mejores muestras del Románico de nuestro país no se encuentra en nuestro territorio. Como leemos en la bitácora Meridianos, la iglesia de San Martín, originalmente en la localidad segoviana de Fuentidueña, está actualmente emplazada en Nueva York.
Fuentidueña es una localidad situada al norte de la provincia de Segovia, en un estrecho valle del río Duratón. Su origen se remonta al siglo XI, cuando la provincia fue repoblada tras la reconquista de la margen izquierda del Duero a los musulmanes. El abundante patrimonio del medievo es lo que hace peculiar a esta localidad, y lo que le ha valido la declaración de Bien de Interés Cultural.
Entre los restos de esta época podemos encontrar las ruinas del castillo, el Palacio de los Condes de Montijo y tres iglesias: Santa María, San Miguel y San Martín. Esta última fue desmontada piedra a piedra y trasladada hasta Nueva York en la década de los 50 del siglo pasado.
Actualmente San Martín se exhibe en la sede de los Claustros del Museo Metropolitano. A cambio, España recibió seis pinturas procedentes de la iglesia de San Baudelio de Berlanga. La verdadera iglesia de San Martín es a día de hoy el cementerio de Fuentidueña; una valla metálica recuerda su perímetro.
Pero este templo no es el único monumento que fue trasladado hasta Estados Unidos. El castillo de Benavente, la portada de la iglesia de San Vicente de Frías o la reja de la catedral de Valladolid son algunos de los restos que actualmente se exhiben fuera de su contexto original y que también cruzaron el océano.
El artífice del desmantelamiento de todo este patrimonio fue William Randolph Hearst, uno de los hombres más poderosos de comienzos del siglo XIX. Su afición por acumular objetos del pasado no le impidió saltarse todos los obstáculos legales y así expoliar algunas de las mejores joyas medievales. Su intensa vida fue llevada a la gran pantalla por Orson Welles en «Ciudadano Kane», pero eso es ya otra historia.
 

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