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viernes, 1 de noviembre de 2013

Nuevos desafíos para la UE 20 años después de Maastricht 1993

El 1 de noviembre de 1993 entró en vigor el Tratado de Maastricht, germen de la actual Europa
Nuevos desafíos para la UE 20 años después de Maastricht 1993
 Eurodiputados votan durante un pleno del Parlamento Europeo (PE)
 Veinte años después del Tratado de Maastricht , que dio forma al euro, la UE se ha esforzado por encontrar un nuevo proyecto, un catalizador para reavivar una construcción deteriorada por la crisis y acabar con un peligroso y creciente rechazo ciudadano.
 
El Tratado de Maastricht entró en vigor el 1 de noviembre de 1993, y es un hito en la creación de la moneda única, un símbolo poderoso y un salto cualitativo hacia la integración.
Es este tratado el que establece los famosos criterios de integración sobre el déficit público y la deuda. Límites que hoy en día muchos Estados no son capaces de cumplir y que otros, como Francia y Alemania, incumplieron en el pasado.
Los expertos coinciden en que la unión monetaria estaba mal concebida desde su origen, ya que no se acompañó de una necesaria unión fiscal o bancaria.
«No hubo voluntad» por parte de los Estados, considera Daniel Gros , director del Centro de Estudios Políticos Europeos . Recordando el dicho de que los generales siempre se preparan para la última guerra , señaló que los líderes de la época se centraron en la lucha contra la inflación y el déficit, sin anticipar un problema mucho mayor, el de la banca. El Tratado de Maastricht no ha preparado a Europa para los grandes retos que venían y que «han puesto en jaque la estabilidad del sistema financiero».
Muchos expertos ya dijeron hace 20 años que era «una locura» concebir unión monetaria sin una unión bancaria, económica y política de la mano, explica Nicolás Véron, investigador en el Instituto de Estudios Europeos de Brujas.
Las cosas funcionaron bastante bien hasta que estalló la crisis bancaria, que se convirtió rápidamente en una crisis de deuda que ahogó al euro y a los ciudadanos europeos.
Frente a esta crisis, las instituciones «han intentado encontrar soluciones inmediatas», considera Jean -Dominique Giuliani, Presidente de la Fundación Schuman . Después de inyectar miles de millones de euros para tapar los agujeros y salvar el sistema, la UE ha puesto en marcha varios proyectos para tratar de evitar una nueva crisis a través de una mayor disciplina fiscal y un proyecto de unión bancaria.
A pesar de sus defectos de diseño, desde Maastricht no se ha vuelto a marcar en el euro un nuevo gran objetivo conjunto» considera Giuliani. «Ya no queda nada»
Europa se construyó a trompicones , pero luchando siempre por objetivos muy ambiciosos. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, se perseguía la paz, luego el mercado único, más tarde la moneda.
Como panacea de la democracia y la prosperidad, muchos países han querido unirse al club europeo desde sus inicios, dando lugar a sucesivas ampliaciones. España se uniría en 1986.
Pero con la entrada en escena de la crisis y el auge de la eurofobia, los líderes del continente se han vuelto cada vez más egoistas y estatalistas y en consecuencia, menos europeistas.
El expresidente francés Valery Giscard d' Estaing se pregunta si llegará algún día en qué Europa luche por estar unida, equiparándose así al poder económico de China o a la unión política de Estados Unidos.
La UE tiene que encontrar la manera de seguir siendo «una de las tres grandes potencias del mundo en 2050» considera Giuliani.
Al frente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy cree que para construir una Europa fuerte hace falta una «economía sólida», pero también «un modelo social sostenible».
Pero en la medida en que la integración ataca al «corazón de la soberanía de los Estados» se pierde legitimidad democrática de la Unión con cada nueva decisión, socavando la confianza pública.
Para Jean -Claude Trichet, ex presidente del Banco Central Europeo (BCE ) solo existe una solución a esto: «un fortalecimiento de los poderes del Parlamento Europeo- que es elegido por sufragio universal directo-». Y por lo tanto, «un nuevo tratado».
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