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sábado, 12 de octubre de 2013

Robert Pattison en Elle Argentina

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Transcripción
El fénix
ROBERT PATTINSON
Detrás de la imagen de NERD MELANCÓLICO el ídolo teen da el salto. Ya no tiene pesadillas con BAILANDO POR UN SUEÑO ni dibuja figurines de ALTA COSTURA. Su estrategia para dejar el SI FÁCIL, la obsesión por los directores FETICHES, la aceptación de su lado SEXY el rol de embajador de DIOR HOMME.



Lo más importante es ser cool.”Después de pasar cinco años en el ojo de la tormenta hollywoodense, Rob Patz finalmente entendió el secreto. La revelación no le llegó de casualidad, paseando su perro por las calles de Los Angeles. Siempre fue evidente que había en él cierto malestar, bastante malhumor… Le costó ocultar (¡ni siquiera lo intentaba!) que el tipo de cine que lo convirtió en ídolo no era -para nada- su lugar en el mundo.
“Hasta que conocí a David Cronenberg, que me dirigió en Cosmópolis, sentía que me caían papeles que 10 elegía. Trataba de no hacer agua. Por primera vez, tuve la impresión de que me llamaron por mi talento. Me ayudó a confiar en mí.”
GRACIAS A DIOR
En semejante contexto, éste parece un momento extraño para convertirse en la inspiración de una gran arca de perfumes, para prestar (por unos cuantos dolares) su cara a Dior Homme, ver su imagen multiplicada en los carteles publicitarios del mundo entero.
En realidad, no es tan contradictorio. Pattinson toma con este gesto la posta del rol que desempeñó durante varios años Jude Law.
Por supuesto, no es la primera marca que lo convoca para posar, casi, como modelo. Antes, hubo otras que quisieron capitalizarla inmensa popularidad del héroe de la exitosa saga Crepúsculo.
Pero el equipo de la legendaria empresa francesa encontró las palabras justas para convencerlo. O más bien la palabra justa: libertad.
Pattinson la usó para hacer realidad uno de sus sueños como actor: fumar con Romain Gavras, un cineasta francés under y superdotado que, navega entre lo más moderno y transgresor.
“Hacía un año que trataba de ponerme en contacto con él, y nunca respondía mis llamadas. Entonces pensé: ‘Seguro que trabajaría conmigo si le propusiera hacer juntos la publicidad Dior’.”
¡Bingo!
Gavras aceptó y, al mismo tiempo, volvió a dar lustre al actor con ansias de legitimidad artística y a la gran empresa siempre en busca de credibilidad publicitaria.
El aviso terminó siendo un mix súper interesante, con influencias de los sixties. Rob y la modelo Camille Rowe se ven a los arrumacos, fuman cigarros, manejan a toda velocidad una vieja coupé BMW en la playa… El ambiente es muy nouvelle vague, sensual y fresco.
Como un fan más, el niño mimado de la pantalla expresa su admiración por el director “anarquista”. “Vemos el mundo de una manera opuesta. El tiene una enorme confianza en sí mismo. Yo soy más neurótico. Aunque es doloroso, la necesito: ¡mi inseguridad es lo único que tengo de interesante!”
MENSAJES EN UNA BOTELLA
Hay que decirlo: con Robert Pattinson existe un gran malentendido. Su relación con su colega Kristen Stewart, la tormenta que desestabilizó a la pareja hasta llevarla a la ruptura…
¿Será siempre tan huidizo como un vampiro que ve la primera claridad del sol?
“La gente me vio en una o dos películas, y piensa que soy así. Es normal. Soy yo el que tengo que salir a buscar a los directores con los que quiero trabajar. Lo hago, pero para eso debo superar mi timidez. Hace unos días conocí a uno de mis héroes en una cena. Le mandé un mensaje de texto al día siguiente diciéndole que me gustaría trabajar con él. Después de tres horas sin recibir respuesta, estaba a punto de volver a escribirle para disculparme, diciendo: ‘Perdón, perdón, fue muy optimista de mi parte’. Pero al final me contestó.”
CAÍDO DEL SISTEMA
El ADN de Pattinson tiene una mezcla extraña e insólita de pasión, actitud distante y lucidez extrema que complica su carrera.
Una vez más, Cosmópolis y su primera experiencia en Cannes marcaron un cambio de rumbo: “Me prometí hacer sólo lo que me gusta”. No es fácil en el país de las grandes producciones, cuando los productores le aconsejaban “construirse un público masculino”. “Ni siquiera sé bien qué quiere decir ‘construirse un público masculino’”, se ríe.
Pero el chico pálido tampoco es del todo naif y entendió bien que ser cool era la condición sine qua non para que el cine independiente se interesara en él.
“En realidad, también es una cuestión de marketing. Y lo más importante en el marketing es ser coherente. Eso te hace rechazar propuestas. Y el riesgo en esta actividad que avanza tan rápido es que un día no te llamen más y que sólo te quede postularte para Bailando por un sueño.”
Con la estrategia, mal no le va. Protagoniza nada menos que la nueva película de Werner Herzog, junto a James Franco y Naomi Watts. Y acaba de terminar de filmar The Rover, ópera prima de David Michód, guionista audaz, autor Animal Kingdom. Un grupo que es bueno frecuentar para ser aceptado por los devotos del cine independiente yanqui.
Después volverá a encontrarse con su hada madrina, Cronenberg, en Maps to the Stars, con guión de Bruce Wagner, figura emblemática de la nueva generación de las letras estadounidenses.
SONREÍR DE COSTADO
Aunque experimente un placer un poco retorcido escondiéndose detrás de su personaje de geek pasado de moda y atormentado, Pattinson hace gala de su particular carácter.
Es un chico valiente. Hoy pilotea un recorrido que tiene mucho más que ver con él. Después de todo, Leo DiCaprio también pasó por la experiencia de los gritos histéricos de sus fans, y Brad Pitt mostró sus pectorales en Thelma y Louise (¡y en algunos capítulos de Dallas!) mucho antes de que Terry Gilliam le diera las llaves de roles más consistentes. Cero reproches. Sabremos perdonar
también, Robert, por haber hecho películas mediocres. Sobre todo porque le gusta entregarse a las carcajadas, y ante la mirada divertida de sus nuevos colegas en Dior, juega a hacerse el guapo.
“Me gusta la moda, pero me incomoda que me juzguen por lo que llevo puesto. Siempre me visto igual. ¡Miren! También tengo esta campera Dior que me regalaron y la uso todos los días.”
Nunca es tarde para rescatarse. Esperemos que con un look impecable conserve su franqueza: “Hace unos meses, me puse a dibujar vestidos de mujer, de alta costura. ¡Fue una señal de que estaba en una crisis nerviosa!”, bromea. Frágil, conmovedor e irresistiblemente sexy a su pesar. El ídolo teen, por fin, se ha convertido en un hombre.
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© Oculta en el crepúsculo