hacerlo salen unos agujeros en los dientes que duelen mucho. Para motivarles les compramos cepillos de dientes y tazas de enjuague con sus personajes favoritos como la que véis de Pocoyo o pastas coloridas que parecen chuches.
Pero es una de esas labores que invitan al escaqueo. Ya sea porque se están quedando dormidos, porque vamos con prisa, por estar en casa ajena… al final es una excepción demasiado frecuente que sea algo que se pase por alto y la consecuencia es que los niños deducen que no es algo tan importante, algo imprescindible. Nuestras palabras dicen que sí, pero el día a día dice que no. Si encima los adultos no damos ejemplo, la guerra es fácil que esté perdida.
Pues he encontrado un modo infalible de interesarles por el cepillado diario
Hablo de una magnífica serie de nuestra infancia: Érase una vez la vida.
Viéndolo tienen clarísima la importancia del cepillado de dientes. Algo trascendental en niños con autismo, como Jaime, que si tienen que pasar por el dentista es fácil que tengan que someterse a anestesia general y con los que un dolor de muelas puede pasar desapercibido ya que no pueden hablar e indicarnos dónde les duele.
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