Yo te ofrezco capacidad de 20.000 canciones para subir gratis, dice Google. Yo te ofrezco subir
200.000 canciones por unos euros al año, dice Amazon. Apple igual, Spotify en streaming, ahora Google Play Music All Access también. Falta que el panadero de la esquina quiera apuntarse al mercado de la música como negocio añadido a su estrategia empresarial, lo mismo así vende alguna barra de pan más a la que estás escuchando el último de Matmus. Todos quieren que escuches con ellos porque te van a tratar mejor. El medio para lograr el fin de unas bonitas cuentas de resultados. Mira que nana más bonita te canto: dentro Wilco.
Desde hace ya unos años se van sucediendo las noticias relacionadas con la música y la explotación de su negocio en el plano tecnológico al mismo tiempo que esta va generando su rotativa de piratería, bajada de ingresos, los conciertos como la quimera de la salvación para cierto bando idealista, los anuncios, las bandas sonoras… Aunque lo que está en juego para Google, Apple, Spotify, Amazon es quién te va a acunar mientras escuchas a tus artistas favoritos. Por un lado unos dicen hundirse y por el otro la cara B habla de almacenamiento, de acceso ilimitado, de términos de marketing potentes al oído y a la vista.
Las cuatro grandes empresas se han marcado una carrera de obstáculos cuya meta aún desconocemos. La meta estará en una nueva keynote de vaqueros y jerséis de corte casual. Mañana lo mismo nos ofrecerán tener a nuestro alcance toda la música del mundo por 3 euros al mes y que suene hasta por la alcachofa de la ducha, y que este cuente los scrobbleos en LastFM, por supuesto.
Mientras, Facebook nos compartirá en nuestro querido tablón aquella música ilimitada a la cual tenemos acceso desde cualquier parte del mundo, con un 3G o 10G magnífico y un móvil último modelo que en dos días habrá que renovar para que sigamos escuchando al final el mismo disco de siempre, los mismos artistas favoritos que hace años y llenemos esos 200.000 huecos digitales de algo llamado canción con más datos y datos irrelevantes como fin. Todo sea amasar, solo hay que pillar bien el punto a la levadura y decirle al panadero: póngame 100.000 canciones más disponibles para subir que me he quedado sin espacio para el nuevo álbum de Frank Ocean.
- ¿De quién? - Eso mismo
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Comentario by El cuento chino de los smartphones: no es oro todo lo que reluce - mayo 16, 2013 03:55 pm
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