AFP
El piloto español de la escudería Ferrari Fernando Alonsoha declarado este jueves, la víspera del comienzo del fin de semana del Gran Premio de Australia, primera prueba del Mundial de Fórmula Uno, que "no es difícil comenzar mejor que el año pasado".
El español insistió en el circuito Albert Park, de Melbourne, en que cree que Ferrari está en una notablemente mejor posición que hace doce meses, cuando estaba a punto de empezar la campaña de 2012 con un coche difícil e manejar.
"Creo que no es difícil empezar (una temporada) mejor que el año pasado; no se puede empezar peor", dijo el español. "Este invierno ha sido mucho mejor a la hora de entender el coche y obtener de él los resultados que más o menos esperamos. Llegamos aquí con el cien por cien del potencial el coche. Y espero que sea suficiente para ser competitivos", señaló.
Los equipos, una incógnita
Sobre su pronóstico para el Gran Premio de Australia, el bicampeón español dijo: "Ahora mismo nadie sabe quién va a ganar esta carrera. Tenemos que dar respuestas a algunas preguntas que las pruebas de pretemporada nunca aclaran".
"Puede que no suceda lo del año pasado, cuando hubo siete ganadores diferentes en las siete primeras carreras. Este año espero cinco equipos con algo de ventaja y no habrá demasiadas sorpresas en las cinco primeras carreras", dijo Alonso en referencia a Mercedes, McLaren, Ferrari, Lotus y Red Bull.
"De esos cinco equipos es difícil saber cuál es el que tiene esas dos o tres décimas extra que te hacen ganar. Ahora es difícil elegir al favorito", afirmó.
Al recordar las tres últimas temporadas de Mundial, el español dijo: "Me siento un privilegiado por haber podido pelear por el título hasta la última carrera en dos de las tres últimas temporadas. No todo el mundo tiene la oportunidad de estar en el podio y disfrutar de esa ceremonia; mucho menos ganar carreras; y aun mucho menos estar en posición de ganar el campeonato".
"Este año quiero tener de nuevo esa oportunidad. Y queremos que el resultado esta vez cambie", comentó Alonso.
(Internacional new)
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El paso de los inviernos ratifica, igual que crece una estalactica gota a gota de agua, que la influencia, poder o llámase como se quiera de Fernando Alonso en Ferrari crece mes a mes. Se observa en detalles, en modos de hablar, en idas y venidas y, sobre todo, en el flujo de la sinergia con el presidente de la compañía. Nada funciona mejor que la comunicación directa con el jefe supremo. Y el piloto español ha establecido un puente de empatía y reconocimiento con Luca de Montezemolo, el que manda en Ferrari.
Hace tres años Alonso se presentó en la concentración invernal de Madonna di Campiglio con la ilusión del debutante, un querubín con la paga del domingo en la mejor confitería de la ciudad. Dedicó la semana en la nieve a conocer cada recoveco de Ferrari, el perfil profesional y personal de sus futuros colaboradores, la cojera de cada cual... Alonso es un observador perspicaz que analiza con rapidez.Pasaron los años entre caras y cruces, alegrías y decepciones, el impulso de un deporte que se mantiene en la cima por un tipo tenaz y la desilusión del título que no llega atrapado el Mundial en las manos de Vettel y Red Bull. Podría convenirse del devenir de los acontecimientos que, sin el resultado esperado, Montezemolo señalase a su piloto estrella. Pero la Fórmula 1 no es el fútbol y Alonso ha traspasado el tamiz. No solo Montezemolo no lo apunta, sino que ha depositado el futuro próximo de Ferrari en la manos del piloto español, al que ha renovado y ha elogiado sin reparo en los últimos tiempos. Alonso da el máximo y nosotros no, ha venido a decir.
Luca Colajanni, el antiguo jefe de prensa, tuvo algún desencuentro con Alonso y está fuera de Ferrari. Pedro de la Rosa, profesional de primer nivel y de total confianza de Alonso, es el nuevo piloto probador con opción de soñar algún día en conducir un Ferrari. El asturiano también anuncia, en modo plenipotenciario, que habrá o hay más fichajes importantes en Ferrari al margen de De la Rosa. Gota a gota, Alonso ha tomado el poder en Ferrari.
Red Bull (Vettel y Webber). Tres campeonatos consecutivos, tres títulos de Vettel, tres éxitos de Adrian newey. Cualquier coche fabricado por el ingeniero estrella es garantía de rapidez y competitividad.Ferrari (Alonso y Massa). Cunde el optimismo después de la pretemporada. "Este coche es de otro planeta", dijo Massa y confirmó Alonso. Parece que al fin Ferrari ha resuelto sus inviernos improductivos en la fábrica.
McLaren (Button y Sergio Pérez). Nueva experimento sin Hamilton y con Sergio Pérez, un piloto llamado a altas metas. Sigue Button y su fina consistencia. El coche parece rápido y el equipo siempre es una garantía.
Lotus (Raikkonen y Grosjean). Tienen menos presupuesto y menos margen de mejora, pero el ex Renault ha mostrado pujanza y velocidad. Un equipo certero que tiene en Raikkonen su principal activo. Ganó una carrera en 2012. El título no parece a su alcance.
Mercedes (Hamilton y Rosberg). Apuesta de todo o nada. Hamilton logrará la mejoría de Mercedes, un gigante dormido. Es probablemente el piloto más rápido los sábados. Rosberg por fin tendrá competencia.
Sauber (Hulkenberg y Esteban Gutiérrez). Llegan los pesos mexicanos a Sauber. Esteban Gutiérrez es una incógnita. Hulkenberg es un piloto valorado tras su paso por Williams y Force India. Un buen coche en 2012, con cuatro podios.
Force India (Di Resta y Sutil). La escudería india vuelve a su pareja de 2011. Sutil, de regreso después de un año fuera, tiene mucho que demostrar. El objetivo de Di Resta es un podio. Presupuesto limitado.
Williams (Maldonado y Bottas). Equipo histórico venido a menos. Maldonado lo rescató de la sequía con una victoria ocho años después. Es rápido y vende el producto. Bottas debuta entre interrogantes.
Toro Rosso (Ricciardo y Vergne). El hermano pequeño de Red Bull repite con una pareja que no impresionó el año pasado. Dudas razonables sobre la velocidad del coche.
Caterham (Pic y Van der Garde). Dos nuevos pasajeros para el coche más descollante entre las nuevas escuderías. Dinero fresco y pocas posibilidades de salir del penúltimo puesto.
Marussia (Chilton y Bianchi). Jules Bianchi ha entrado en la F-1 como estaba mandado. Patrocinado por Ferrari y por el presidente de la FIA, Jean Todt. Chilton paga. Un punto en 19 carreras sería un milagro.
Optimismo real en Ferrari
La pretemporada de la Fórmula 1 ha enlazado con el optimismo en Ferrari. No parece la tradicional venta de humo inherente a la Fórmula 1, esa sonrisa perpetua para la foto aunque se estén cayendo los cimientos del coliseo, sino una razonable sensación de bienestar a tenor de los tiempos en los entrenamientos de Barcelona. Cunde la idea de que Ferrari, esta vez sí, ha puesto un buen bólido en manos de Alonso y Massa.
Cada manifestación en la Fórmula 1 se toma un indicio. Y ese arranque espontáneo de Massa después de probar el Ferrari por primera vez en Jerez ha marcado la trayectoria del coche rojo. "Comparado con el de 2012, este coche es de otro planeta". Declaración de euforia corroborada por Fernando Alonso a las primeras de cambio.
Ya era hora, azuzan los ferraristas de toda la vida y los alonsistas de cuna. Tres cursos de cierta decepción del asturiano en el mejor equipo de la historia con tres títulos para Vettel en el Red Bull han mancillado aquella euforia del fichaje del asturiano por la fábrica de Maranello. Alonso merece un bólido competente desde principio de año para ajustar sus fuerzas con el Red Bull. Por fin parece que en Ferrari se ha instalado un optimismo real, sobre una base consistente y fructífera.
Ferrari se ha ajustado el casco para adecentar fachadas, tabiques, suelos y techos. La escudería está de obras en un proceso operativo de reformas que coincide en el tiempo con esa auditoría interna que reclamó el presidente Montezemolo al terminar la temporada. El jefe exigió un informe de gestión de recursos al día siguiente de no ganar el Mundial, un análisis en profundidad de los métodos de trabajo del equipo de Fórmula 1 más famoso del planeta. La sede de Maranello ha emprendido una reconstrucción para sus empleados. "Las excavaciones han comenzado", tradujo la escudería en una nota pública.
No hay que preguntar al adentrarse en este pueblo de diez mil habitantes, enlazado como un meandro con la autopista A-1 que atraviesa Italia hacia el norte. En la salida Módena sur, cruces laberínticos entre viñedos de la campiña romagnola, tráfico denso, aldeas de labor que se mezclan con coches de quitar el hipo, un cartel anuncia un santuario de peregrinación. Maranello, la sede de Ferrari.
La ciudad vive de esta leyenda desde 1943, cuando Enzo Ferrari decidió trasladar su fábrica de Módena a Maranello. Por la calle principal que serpentea entre chopos, surgen hombres ataviado completamente de rojo. Pantalón de franela y camisa al estilo Fórmula 1, parches en las hombreras, espacio para la publicidad. No son fanáticos abducidos, sino trabajadores de la fábrica que ocupa varias manzanas en el centro de la localidad. No hace falta preguntar por dónde se va a Ferrari. Maranello es Ferrari.
El cura del pueblo lleva, sin embargo, demasiado tiempo sin hacer sonar las campanas de la iglesia, una tradición que traduce las victorias del equipo en jolgorio en la parroquia. Ferrari no conquista el Mundial desde 2007, cuando Kimi Raikkonen capturó el rebote de las desavenencias en McLaren entre Ron Dennis y Fernando Alonso con Hamilton entre medias.
Y ahora Montezemolo quiere saber los motivos exactos por los que Ferrari no diseña un coche ganador o, al menos, tan veloz como el Red Bull. El asunto viene de lejos. El equipo lleva años sin plantear soluciones imaginativas, que sorprendan tecnológicamente. Ferrari se ha centrado desde siempre en los motores más que en la aerodinámica de los coches. La F-1 cambiado de signo hace años y ahora todo fluye a partir de la aerodinámica, el viento, y no tanto de los caballos en el propulsor.
Ferrari preparara su monoplaza de 2013 inmerso en obras. Ha empezado a construir los cimientos del edificio que acogerá las oficinas de dirección, ingenieros y personal administrativo, además de las zonas dedicadas al trabajo del equipo. Y según explica en su web, "se ha planeado siguiendo las pautas inspiradas en la practicidad, eficiencia y estilo que caracteriza al programa de F-1".
La remodelación de la sede coincide con la aspiración auditora de Montezemolo y con el esfuerzo corporativo de diseñar el nuevo coche en un túnel del viento externo. Se estropeó el que había en Maranello, o al menos, los dirigentes del equipo dudaban de su fiabilidad y el monoplaza de Alonso se ejecuta en el túnel de Toyota en Colonia.
McLaren (Button y Sergio Pérez). Nueva experimento sin Hamilton y con Sergio Pérez, un piloto llamado a altas metas. Sigue Button y su fina consistencia. El coche parece rápido y el equipo siempre es una garantía.
Lotus (Raikkonen y Grosjean). Tienen menos presupuesto y menos margen de mejora, pero el ex Renault ha mostrado pujanza y velocidad. Un equipo certero que tiene en Raikkonen su principal activo. Ganó una carrera en 2012. El título no parece a su alcance.
Mercedes (Hamilton y Rosberg). Apuesta de todo o nada. Hamilton logrará la mejoría de Mercedes, un gigante dormido. Es probablemente el piloto más rápido los sábados. Rosberg por fin tendrá competencia.
Sauber (Hulkenberg y Esteban Gutiérrez). Llegan los pesos mexicanos a Sauber. Esteban Gutiérrez es una incógnita. Hulkenberg es un piloto valorado tras su paso por Williams y Force India. Un buen coche en 2012, con cuatro podios.
Force India (Di Resta y Sutil). La escudería india vuelve a su pareja de 2011. Sutil, de regreso después de un año fuera, tiene mucho que demostrar. El objetivo de Di Resta es un podio. Presupuesto limitado.
Williams (Maldonado y Bottas). Equipo histórico venido a menos. Maldonado lo rescató de la sequía con una victoria ocho años después. Es rápido y vende el producto. Bottas debuta entre interrogantes.
Toro Rosso (Ricciardo y Vergne). El hermano pequeño de Red Bull repite con una pareja que no impresionó el año pasado. Dudas razonables sobre la velocidad del coche.
Caterham (Pic y Van der Garde). Dos nuevos pasajeros para el coche más descollante entre las nuevas escuderías. Dinero fresco y pocas posibilidades de salir del penúltimo puesto.
Marussia (Chilton y Bianchi). Jules Bianchi ha entrado en la F-1 como estaba mandado. Patrocinado por Ferrari y por el presidente de la FIA, Jean Todt. Chilton paga. Un punto en 19 carreras sería un milagro.
Optimismo real en Ferrari
La pretemporada de la Fórmula 1 ha enlazado con el optimismo en Ferrari. No parece la tradicional venta de humo inherente a la Fórmula 1, esa sonrisa perpetua para la foto aunque se estén cayendo los cimientos del coliseo, sino una razonable sensación de bienestar a tenor de los tiempos en los entrenamientos de Barcelona. Cunde la idea de que Ferrari, esta vez sí, ha puesto un buen bólido en manos de Alonso y Massa.
Cada manifestación en la Fórmula 1 se toma un indicio. Y ese arranque espontáneo de Massa después de probar el Ferrari por primera vez en Jerez ha marcado la trayectoria del coche rojo. "Comparado con el de 2012, este coche es de otro planeta". Declaración de euforia corroborada por Fernando Alonso a las primeras de cambio.
Ya era hora, azuzan los ferraristas de toda la vida y los alonsistas de cuna. Tres cursos de cierta decepción del asturiano en el mejor equipo de la historia con tres títulos para Vettel en el Red Bull han mancillado aquella euforia del fichaje del asturiano por la fábrica de Maranello. Alonso merece un bólido competente desde principio de año para ajustar sus fuerzas con el Red Bull. Por fin parece que en Ferrari se ha instalado un optimismo real, sobre una base consistente y fructífera.
Ferrari se ha ajustado el casco para adecentar fachadas, tabiques, suelos y techos. La escudería está de obras en un proceso operativo de reformas que coincide en el tiempo con esa auditoría interna que reclamó el presidente Montezemolo al terminar la temporada. El jefe exigió un informe de gestión de recursos al día siguiente de no ganar el Mundial, un análisis en profundidad de los métodos de trabajo del equipo de Fórmula 1 más famoso del planeta. La sede de Maranello ha emprendido una reconstrucción para sus empleados. "Las excavaciones han comenzado", tradujo la escudería en una nota pública.
No hay que preguntar al adentrarse en este pueblo de diez mil habitantes, enlazado como un meandro con la autopista A-1 que atraviesa Italia hacia el norte. En la salida Módena sur, cruces laberínticos entre viñedos de la campiña romagnola, tráfico denso, aldeas de labor que se mezclan con coches de quitar el hipo, un cartel anuncia un santuario de peregrinación. Maranello, la sede de Ferrari.
La ciudad vive de esta leyenda desde 1943, cuando Enzo Ferrari decidió trasladar su fábrica de Módena a Maranello. Por la calle principal que serpentea entre chopos, surgen hombres ataviado completamente de rojo. Pantalón de franela y camisa al estilo Fórmula 1, parches en las hombreras, espacio para la publicidad. No son fanáticos abducidos, sino trabajadores de la fábrica que ocupa varias manzanas en el centro de la localidad. No hace falta preguntar por dónde se va a Ferrari. Maranello es Ferrari.
El cura del pueblo lleva, sin embargo, demasiado tiempo sin hacer sonar las campanas de la iglesia, una tradición que traduce las victorias del equipo en jolgorio en la parroquia. Ferrari no conquista el Mundial desde 2007, cuando Kimi Raikkonen capturó el rebote de las desavenencias en McLaren entre Ron Dennis y Fernando Alonso con Hamilton entre medias.
Y ahora Montezemolo quiere saber los motivos exactos por los que Ferrari no diseña un coche ganador o, al menos, tan veloz como el Red Bull. El asunto viene de lejos. El equipo lleva años sin plantear soluciones imaginativas, que sorprendan tecnológicamente. Ferrari se ha centrado desde siempre en los motores más que en la aerodinámica de los coches. La F-1 cambiado de signo hace años y ahora todo fluye a partir de la aerodinámica, el viento, y no tanto de los caballos en el propulsor.
Ferrari preparara su monoplaza de 2013 inmerso en obras. Ha empezado a construir los cimientos del edificio que acogerá las oficinas de dirección, ingenieros y personal administrativo, además de las zonas dedicadas al trabajo del equipo. Y según explica en su web, "se ha planeado siguiendo las pautas inspiradas en la practicidad, eficiencia y estilo que caracteriza al programa de F-1".
La remodelación de la sede coincide con la aspiración auditora de Montezemolo y con el esfuerzo corporativo de diseñar el nuevo coche en un túnel del viento externo. Se estropeó el que había en Maranello, o al menos, los dirigentes del equipo dudaban de su fiabilidad y el monoplaza de Alonso se ejecuta en el túnel de Toyota en Colonia.
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