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miércoles, 30 de enero de 2013

Kaitlynn Bessette Una niña de 11 años enferma terminal se siente muy feliz tras cumplir su sueño de dispararle a un oso. La gran pena de todo esto (lo indignante) es que el sueño de unos acabe siendo la pesadilla de otros.

Una niña de 11 años enferma terminal se siente muy feliz tras cumplir su sueño de dispararle a un oso. Kaitlynn Bessette no pudo contener su alegría. Cuando vio a aquel enorme oso con el corazón dinamitado, tendido en el suelo y con la lengua fuera, comprendió que su disparo lo había matado de forma fulminante. Entonces le invadió una sensación maravillosa que la hizo estremecer de pies a cabeza. Por unos momentos olvidó su grave enfermedad, relajó su angelical rostro y se emocionó de pura felicidad. La razón era poderosa: había conseguido hacer realidad el gran sueño de su vida.
 



 
 

La gran pena de todo esto (lo indignante) es que el sueño de unos acabe siendo la pesadilla de otros, como constantemente ocurre en casos similares de esta asociación pretendida, supuestamente benéfica. Ver el álbum de fotos de los momentos estelares de la ONG es contemplar a niños y adolescentes, algunos sentados en sus sillas de ruedas, que posan triunfales con osos negros o, por ejemplo, al lado de cabras montesas que poco antes estaban llenos de vid a. Ahora, vacíos y vaciados de ella, yacen junto a estos jóvenes enfermos que tanta compasión despiertan, y que se agarran a la vida matando a seres indefensos para alcanzar un sueño teñido de sangre. Ellos se muestran sonrientes, exultantes en unas fotografías que captan un momento, cuanto menos, inquietante


 
 
 
 
  


 

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