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martes, 18 de diciembre de 2012

Los problemas respiratorios de los gatos

Los problemas respiratorios de los gatos cuando llega el invierno

Los días fríos del invierno son una amenaza para los gatos, desde el asma a la hipotermia, los aires viciados y no ventilados de casa, los contrastes de temperaturas y las alimentaciones inadecuadas; no sólo pueden ser el origen de la cronificación de una dolencia, sino algunos de los motivos desencadenantes de la muerte del propio animal. Ser prudentes y observar el comportamiento de nuestro gato es un primer paso.
Un gatito con frío.
 
El gato es la especie de animal de compañía más expuesta a sufrir asma. Una dolencia que es fácil de detectar en los continuos accesos de tos persistente y en los episodios, en algunos casos serios, de disnea, o dificultad respiratoria, que se traducen en inhalaciones con la boca abierta y en ahogos.


Los gatos suelen sufrir este tipo de trastornos asmáticos en mayor medida en invierno, porque las casas en las que habitan suelen estar cerradas como consecuencia del frío y los alérgenos, que pueden ser los desencadenantes del asma, se concentran en mayor cantidad al no producirse la ventilación de los hogares. Otro dato a tener en cuenta es que el mismo aire frío del exterior de la vivienda puede desencadenar una crisis asmática por sí sola en el gato.
Estudios recientes han revelado una relación entre los síntomas respiratorios que han sufrido algunos gatos analizados y su alimentación. En ocasiones, el malestar desaparece cuando se le proporciona al animal una comida húmeda o una dieta casera a base de carne. Y es que, algunos de estos gatos pudieron haber reaccionado a los ácaros que se colaron en sus comidas durante el almacenaje o a los antígenos de la cucaracha a los que se los puede encontrar en los alimentos secos o, más aún, pudieron haber reaccionado sencillamente al gluten de los alimentos deshidratados. Tampoco se debería desechar la idea de que la afección se pueda deber a un alergia a las proteínas vegetales.
La falta de información lleva a algunos especialistas que tratan los problemas pulmonares de los gatos a administrar dosis de inmunodepresivos con esteroides para superar sus dolencias al tiempo que no se interviene una alimentación que no es la adecuada.
Los esteroides resultan útiles pero su empleo no ataja la raíz del problema de salud del gato. Por otro lado, los esteroides los hace igualmente vulnerables a las infecciones de bacterias, virus y otros agentes fungicidas. Por eso, lo importante es comprobar qué se ha reconducido la alimentación del gato.
Uno de los problemas que también trae consigo las bajadas de temperatura del invierno para los gatos es la hipotermia Una reducción anormal de la temperatura corporal del animal. Se considera hipotermia cuando tiene una temperatura corporal, la rectal, menor a la normal para la especie. En el caso del gato se considera así cuando tienen menos de 37ºC.
La hipotermia es leve si oscila entre 32º a 37º, moderada de 28º a 32º, y grave si está por debajo de los 28º. Con una hipotermia moderada la supervivencia puede ser menor de veinticuatro horas, si no se devuelve al gato a las condiciones naturales. Los signos clínicos de un gato con hipotermia pueden ser enfriamiento corporal generalizado, depresión del sensorio (los bigotes), disminución del ritmo respiratorio, pulso débil o ausente y arritmias cardíacas que pueden llevar al paro cardíaco de su corazón.
Entre los desencadenantes de la hipotermia encontramos la baja tasa de grasa corporal de los gatos, o lo que es lo mismo, una animal subalimentado se encuentra con limitadas defensas naturales para enfrentarse al frío del invierno. Vigilar el peso y administrar una alimentación adecuada, a base de piensos o de alimentos húmedos que podemos encontrar facilmente en cualquier tienda de animales, para equilibrar la cantidad de grasa de su organismo es una estrategia para la prevención de los riesgos en el comienzo del invierno y de los días fríos.

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