Cruise, Kidman y Amenábar, en la presentación de «Los Otros»
Alejandro Amenábar no había cumplido los 30 cuando dirigió «Los Otros», en 2001. Y parecía más joven. En su tercera película, afrontaba su primer rodaje en inglés, con un presupuesto de 3.500 millones de pesetas (21 millones de euros), una cifra aún impresionante en nuestro cine.
Por si fuera poco, el productor ejecutivo era Tom Cruise, que a los 39 años se hallaba en la cima, con un caché por película que equivalía al presupuesto entero de «Los Otros». Aquello facilitó el fichaje de su mujer, Nicole Kidman, con una sustancial rebaja de su sueldo habitual. Amenábar había pensado en alguien como Emily Watson, pero Cruise, Paula Wagner y los hermanos Weinstein -todo el poder de Hollywood reunido- se cruzaron en su camino, milagrosamente para bien.
Amenábar, que no tenía ni agente para moverse en las procelosas aguas de la industria americana, apenas tenía dos tarjetas de presentación. Si «Tesis» arrasó en España, «Abre los ojos» le abrió las puertas de Hollywood. Tom Cruise compró los derechos y se dispuso a adaptar el endiablado guión de Alejandro y Mateo Gil. Más tarde confesaría que «Vanilla Sky» fue el reto más complejo al que se había enfrentado nunca. Aquel año de 2001 lo pasó Cruise como una odisea. En unos meses se le juntaron la adaptación que dirigió Cameron Crowe (donde conoció a Penélope Cruz), la producción de «Los Otros» y los primeros pasos de su ansiado encuentro con Spielberg, «Minority Report».
Por el camino se hundió su matrimonio, pero ni siquiera la correspondiente batalla legal (con una fortuna, dos hijos, cuatro casas y varios aviones de por medio) impidió que Amenábar volviera a alinear a los astros para promocionar el estreno del título más taquillero de la historia del cine español. «Ocho apellidos vascos» acaba de superarla en nuestro mercado, pero la primera recaudó en todo el mundo más de 180 millones de euros.
Elegante oscuridad
Contratos de confidencialidad al margen, el acuerdo con el clan Cruise no pudo ser más fructífero. Al americano le fascinaba la «elegante oscuridad» del español. Negociador implacable, convenció a Alejandro para situar la acción en la isla de Jersey, aunque se rodara en Cantabria. Apenas ganó una discusión más. Nicole estaba «entusiasmada» con el guión, que tenía «uno de los mejores personajes femeninos» que había leído. Faltaba un último obstáculo: la chica se lesionó en una rodilla durante el rodaje de «Moulin Rouge», lo que le costó cuatro meses de baja. «Me llena de autoestima que no me haya sustituido por otra», dijo agradecida.
El resto es historia. «Los Otros» fue la primera película en inglés que ganó el Goya, coleccionó premios y se vio en casi 3.000 salas en EE.UU. y Canadá.
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