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viernes, 19 de septiembre de 2014

'El corredor del laberinto': entrevistamos a Will Poulter, Thomas Brodie-Sangster y Dylan O'Brien

Los actores nos han confesado su deseo de rodar una secuela de la cinta inspirada en las novelas de James Dashner.

Will PoulterThomas Brodie-SangsterDylan O'Brien lucha por sobrevivir en El corredor del laberinto, la adaptación cinematográfica de la primera novela de la saga literaria de James Dashner. Con ellos, hemos tenido el placer de charlar durante la promoción de la esperada película dirigida por Wes Ball, y nos han contado que no saben cómo será su reacción si la película se convierte en un nuevo fenómeno fan. Pese a ello, han confesado que estarían encantados de rodar una secuela.

¿Qué fue lo que más os atrajo de la película?
Will Poulter: Creo que esta película es algo único. Y es algo que me gustaría señalar porque a medida que se acerca el estreno la prensa no para de compararla con otras sagas cinematográficas. Y creo que El corredor del laberinto debe valorarse por sí misma. Este proyecto es algo muy particular que debe ser saboreado de forma independiente de cualquier otra película que se haya hecho antes. Más allá de la aventura fantástica, que por supuesto es alucinante, esta película habla sobre la amistad y el respeto. Sobre la complicidad que se crea entre un grupo de chicos que se hallan en una situación límite.
Dylan O’Brien- La industria está obsesionada con hacer sólo remakes, secuelas, spin off… Y esto es algo diferente, es una historia completamente original y debe ser tratada como tal. Aunque entiendo que se nos etiquete de esa forma. Creo que es una película que encantará a la gente joven, a mí al menos me tiene obsesionado.
Thomas Brodie-Sangster: Sangster- A mí también me gustó todo el tratamiento de la amistad entre los chicos del que hace gala la película. Creo que es muy bello y, a la vez, algo muy poderoso. El trabajo en el set fue algo absorbente, yo pienso que todos nos fuimos obsesionando más y más con el proyecto a medida que avanzaba.
Dylan O'Brien: Recuerdo que me encantó conocer a James Dashner, el autor de las novelas. Es un tipo realmente grande, además de una persona súper amable. Él es un creyente. Él cree que la gente, de forma natural, es buena.  Está convencido de que si se diera en la vida real una situación similar a la de El corredor del laberinto, la gente se comportaría de forma muy parecida. Soy un gran fan de “El señor de las moscas” y me gusta pensar que ésta película es un poco su reverso, donde allí primaba la violencia y la desunión, aquí existe la camaradería y la democracia.
 
Will Poulter en un fotograma del filme


¿Cómo valorarías la experiencia vivida?
D: ¡Para mí ha merecido la pena! ¿Y a ti?  (risas)
W: Ha sido algo maravilloso. ¿Y sabes por qué? ¡Porque hemos podido actuar! En una película así, con tantas secuencias de acción y tanto trabajo con los FX, uno cree que los personajes son lo de menos. Y no ha sido así. Hemos podido trabajar nuestros personajes, establecer un diálogo con los otros actores, trabajar a fondo la interpretación. ¡Hasta hemos podido improvisar algunas escenas! Lo que no suele ser nada habitual…
T: Sí, gracias a eso sentíamos que todos los personajes eran importantes. Que no había papeles menores, todos teníamos algo que aportar.

En caso de que la película se convierta en un éxito del nivel de Crepúsculo o Los juegos del hambre, ¿os sentís preparados para aguantar toda la presión mediática que conllevará?
D: Lo cierto es que trato de no pensar en ello. No creo que sea algo para lo que te puedas preparar.
T: ¿Cómo te preparas para algo así? ¡Es imposible!
 
Imagen de Thomas Brodie-Sangster en la película

¿Cómo os preparasteis los personajes?
D: No hay ningún secreto. Simplemente tratas de amoldarte a la historia lo mejor que puedes. Tratas de ser lo más parecido al diseño de personaje que te ha tocado. No sé… ¡es muy difícil hablar sobre lo que significa actuar! (risas) Piensa que nuestros personajes no tienen una historia detrás porque arrancan la película sin ningún tipo de recuerdo. Así que se trataba de vivir cada momento como un descubrimiento con la mayor honestidad posible.
W: El director, Wes Ball, trabajó mucho con nosotros para que nos sintiéramos nuestra propia comunidad. Nos animaba a que viviéramos como en un campamento de verano. La idea era creer una conexión casi orgánica, que nos conociéramos a la perfección, para que luego se pudiera sentir eso en la pantalla.

La película funciona también como una alegoría sobre la construcción de una sociedad. Dado que todos partís sin memoria y, aun así, sois capaces de construir una comunidad con unas bases de comportamiento muy delimitadas.
D: Cuando tú despiertas por primera vez en el laberinto estás realmente confundido. Así que todo es muy intuitivo. Hay unas reglas mínimas que se han marcado para la supervivencia pero, en el fondo, no es más que pura fachada. Un escudo con el que nos armamos para no tener que pensar qué demonio hay detrás de esos muros.

¿Dylan, en la vida real, si te vieras envuelto en una situación similar a la que muestra la película, actuarías como Thomas o como Gally?
D: Instintivamente creo que actuaría como Thomas. Aunque seguramente estoy condicionado por el propio personaje. Pero sí que creo que mis instintos naturales me impulsarían a pelear, a buscar una salida. Obviamente estaría aterrorizado. Pero no me imagino pasar el resto de mi vida esperando a que ocurra algo. Así que por muy asustado que estuviera trataría con todas mis fuerzas de buscar una salida.
 
Dylan O'Brien en el rodaje
¿Tenéis ganas de hacer la secuela?

T: ¡Por supuesto!
W: Uno de los mejores momentos vividos a tenor de El corredor del laberinto fue en la Comic Con de San Diego. Allí vivimos el clamor de los fans y, tras la rueda de prensa, nos metieron a todos en una limusina con Wes Ball. En ese momento él empezó a explicarnos con todo detalle cómo sería la secuela de la película y, créeme, es algo flipante.
D: Alucinante. Nos dejó mudos.  Fueron 20 minutos de viaje y cuando acabó y llegamos él dijo: “¡Va a ser jodidamente increíble!” (risas). Wes es muy apasionado, no creo que haya dormido nada los últimos dos años pensando en la película.

¿Qué es lo que daba más miedo de estar metido en el laberinto?
D: Los muros. Sin duda. Los mirabas y pensabas, ¿cómo demonios pueden ser tan altos? Los monstruos que aparecen en la película no eran nada en comparación con el vértigo que te producía mirar esas paredes.

¿Y en la vida real?
D: Ahogarme. Sin ningún tipo de duda. Es mi mayor pesadilla.

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