Linda Blair, la niña de «El Exorcista»
Un trailer que los productores de El Exorcista pensaron que podía ser demasiado inquietante acaba de ver la luz cuarenta años después del estreno del ya clásico de terror que dirigió William Friedkin -sobre un guión escrito por William Peter Blatty basado en la novela homónima del propio Blatty- y protagonizo la niña Linda Blair.Un trailer que los productores de El Exorcista pensaron que podía ser demasiado inquietante acaba de ver la luz cuarenta años después del estreno del ya clásico de terror que dirigió William Friedkin -sobre un guión escrito por William Peter Blatty basado en la novela homónima del propio Blatty- y protagonizo la niña Linda Blair. El Exorcista, la mejor cinta de horror jamás filmada, se estrenó en Estados Unidos el 26 de diciembre de 1973 -aunque la premiere oficial fue el 19 de junio de 1973- y causó gran impacto en la audiencia a nivel mundial. La película de William Friedkin, rodada entre 1972 y 1973, narra la historia de una niña de 12 años, que es sometida a un largo ritual religioso, para expulsar al demonio que la poseyó. El guión no es del todo ficticio. Se inspiró en un hecho real que ocurrió en Estados Unidos, en 1949, y en el que el escritor Blatty se apoyó para escribir su novela. Precisamente el éxito del filme, y la mella que dejó en los ojos y mentes de varias generaciones de espectadores, se debe a que pese a ser un relato de ficción y un ejemplo más de la lucha del Bien contra el Mal o de la Luz contra la Oscuridad, está basado en hechos reales. Los protagonistas son personas anónimas como nosotros, a las que una vez, el diablo les hizo una visita a domicilio. El Exorcista fue la primera película de terror en ser nominada al Oscar (obtuvo dos: mejor guión adaptado y mejor producción) tras alcanzar el éxito en la taquilla con 441 millones de dólares recaudados en todo el mundo, sobre un presupuesto de 11 millones de dólares. En 2000, Warner Bros. Pictures reestrenó el filme con escenas no incluidas en la versión original: las primeras visitas de la niña al hospital, otra en la que Regan baja desde las escaleras de su casa a cuatro patas, conocida como la escena de la araña, y una última que cambia el final con una especie de epílogo en el que el teniente de policía Kinderman conversa con el padre Dyer sobre la dualidad del bien y del mal.
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