Nuestro país esconde numerosas localidades en las que el tiempo parece haberse detenido hace siglos
1. Calatañazor (Castilla y León)
En la provincia de Soria, hay un pequeñísimo pueblo que es otra auténtica reliquia medieval. Apenas una calle central para caminar entre una plaza junto al castillo y Ayuntamiento, atravesando un rústico camino de canto rodado (tal vez tan rústico como las propias construcciones). Paredes tapiadas de barro y paja, mampostería de piedra, tejados con chimeneas cónicas, y detalles que poco o nada han cambiado. En Calatañazor también hay tres iglesias, los restos de un castillo y murallas:
M. Peinado
Pablo Cabezos
M. Peinado
M. Peinado
Pablo Cabezos
M. Peinado
Manuel Alende Maceira
Manuel Alende Maceira
a-marga
2. Un pueblo medieval al borde de un peñón de roca (Siurana, en Cataluña)
Un pequeño poblado coronado por una iglesia románica del siglo XII y los restos de un castillo con vestigios árabes (recuerdo del reino de Taifa) sobresalen al borde de un enorme peñón y acantilado rocoso. Es uno de los pueblos mas bonitos en Cataluña, tanto por su emplazamiento, como por el entorno, con fantásticas vistas hacia el valle del río Siurana y el embalse. Un paraíso de escalada, Siurana es otra de las joyas no tan conocidas de Cataluña y de España.
Víctor
joan ggk
Zio
Aria Ariste Santacreu
Monitotxi
Ferran Cerdans Serra
Monitotxi
Jaume Meneses
3. Un pueblo congelado en el medioevo en España (Frías)
Tal como suena, un pueblo en el que su aspecto quedó congelado en el tiempo por varios siglos. En la provincia de Burgos se encuentra Frías, considerado como patrimonio histórico emplazado sobre un cerro que genera desniveles y vistas hacia el río Ebro. Frías corresponde oficialmente a la categoría de ciudad (Frías consta como el municipio con título de ciudad con menor población de España, con 277 habitantes), pero igualmente lo incluimos por su belleza y su apacible escala:
Falstaf
Mario Modesto Mata
Jim Anzalone
Gari Araolaza
RA
4. Un pueblo congelado en el medioevo (Ujué)
Ujué (en euskera, Uxue), se encuentra en Navarra, a 53 km de Pamplona. En lo alto de una colina en el entorno de la Sierra de Ujué, apenas viven poco más de 200 personas en un caserío que no ha cambiado casi nada. Calles empedradas y fachadas de roca coronadas en lo alto por una iglesia fortaleza (de Santa María) que domina las vistas hacia todos los ángulos.
Ujué
Mikel Ortega
Txema León
Txema León
5. Un pueblo que es parte del paisaje (Albarracín, Teruel)
Albarracín es un caserío que se adapta de un modo difícil de superar al paisaje que lo rodea, en la provincia de Teruel, comunidad de Aragón. Es uno de esos lugares que se puede caminar hasta perdernos en el tiempo. Para algunos expertos, es el pueblo más bonito de España.
Alende Maceira
Manuel Alende Maceira
Imagen orvalrochefort
Jesus Abizanda
6. Un pueblo entre barrancos (Alcalá de Júcar, Castilla-La Mancha)
Otra buena combinación de entorno natural particular (acantilados y paisaje sinuoso) acompañado de casas blancas con tejados, un castillo árabe, y hasta cuevas en las rocas de Alcalá. Alcalá de Jucar es un pueblo encantador con calles de adoquines, un puente romano y vistas para pintar un cuadro:
Enrique Calabuig
Angel
Ramón Cutanda López
7. Un pueblo reconocido como conjunto histórico (Peratallada)
Es uno de los conjuntos medievales más intactos y completos de Cataluña. Peratallada pertenece al municipio de Forallac, y fue declarado precisamente como Conjunto Histórico-Artístico por su nivel de conservación, una población que creció en torno a un castillo, aunque no tanto como para perder su esencia, afortunadamente. La fotogenia y el “viaje en el tiempo” está asegurado:
Jose Manuel Mota
Ester Westerveld
Neil Thompson
Jaume Meneses
Felipe Gabaldón
Neil Thompson
Angela Llop
Muchas veces hemos mencionado pueblos curiosos de España con algunos célebres conocidos, pero siempre, poblados que destacaban por algún aspecto en particular, ya sea por su entorno natural, o su aspecto. En ésta lista, la idea es indagar sobre pueblos congelados en el tiempo (medieval) pero no tan conocidos. O tal vez, menos conocidos de lo que deberían. Todos conservan magníficos centros históricos, o mejor, sin haber “padecido” cambios de modernidad que borren su aspecto de antaño. Son pequeños, apenas poblados, e invitan a un viaje en el tiempo. Siete pueblos para apuntar a la lista de joyas que conocer de España:
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