Obligará a buscar alternativas a la experimentación con animales para reducirla al máximo
Un chimpancé en el centro de recuperación de primates
El Gobierno está preparando una normativa para prohibir el uso de grandes simios –gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes– en las investigaciones científicas y reducir los experimentos con el resto de animales, según ha avanzado hoy la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, después del Consejo de Ministros.
El reglamento, que aún está en proceso de discusión y será aprobado "en las próximas semanas", prevé mejorar el bienestar de los animales y obligar a los investigadores a buscar fórmulas alternativas siempre que sea posible.
Los grandes simios son los mamíferos más parecidos a los humanos y, aunque de facto solo se usan raramente en la investigación, los defensores del bienestar animal celebran que se normalice su protección. "Es muy raro encontrar un experimento con un gran simio más allá de la puramente observacional", explica Francisco Garrido, portavoz de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales, que impulsó un proyecto para la defensa de estos mamíferos en 2004.
Garrido, profesor de Bioética en la Universidad de Jaén, cree que la prohibición se debería extender al resto de animales porque, a su parecer, no plantea problemas ni científicos ni económicos. "Es éticamente inaceptable y científicamente poco fiable", apunta para recordar el aceite de colza al que habían sobrevivido los simios en el laboratorio, acabó siendo tóxico para los humanos en los años 90.
El Consejo de Ministros ha aprobado además la modificación de la normativa vigente sobre cuidado de los animales en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio. Santamaría ha explicado que esta nueva legislación promoverá medidas para equilibrar la actividad investigadora y el bienestar animal.
El nuevo Proyecto de Ley ampliará el ámbito de aplicación de las actuales normas de protección, que ahora se limitaba a animales vertebrados, de forma que se extenderá a determinados invertebrados, como los cefalópodos, y a determinadas formas fetales de los mamíferos, consecuencia de la nueva legislación europea en materia de protección de los animales de experimentación, que incluye a estos animales entre los que deben ser objeto de protección, en particular, en el ámbito de la experimentación y otros fines científicos.
También se establecen normas de actuación de las Administraciones competentes para la autorización de los proyectos de experimentación u otros fines científicos en los que se utilicen animales, puesto que la nueva legislación europea prevé la necesidad de autorización de todos aquellos procedimientos en los que se utilicen animales y se fijan disposiciones específicas para regular cómo debe entenderse el silencio administrativo cuando se solicite dicha autorización.
Los chimpancés muestran un sentido de la justicia similar al de los niños
Los chimpancés se reparten el trabajo.
Cuando hay que colaborar para conseguir una recompensa, los simios la reparten al 50%Compasión por los demás, comunicación, uso de herramientas, lenguaje, cuidado de los mayores y las crías, chantaje… poco a poco, casi todas las actividades o sentimientos que se consideraban propios del ser humano han encontrado equivalentes en el mundo animal. Y la última es la idea de lo que es justo o no. Es la conclusión de un trabajo hecho en el Yerkes National Primate Research Center de la Universidad de Emory (Atlanta, EE UU) que publica PNAS.
El estudio ha consistido en una adaptación del juego Ultimatum game. En él, uno de los participantes debe elegir un objeto (una ficha que tiene colores diversos) que lleva asociado un premio, pero la obtención de la recompensa debe efectuarla otro concursante. Por tanto, ambos tienen que negociar cómo se reparten lo que van a ganar, porque si no el segundo no cooperará con el primero.
En la investigación se usaron seis chimpancés, y se comparó su comportamiento con el de 20 niños (de dos a siete años). A los animales se les recompensaba con comida, y a los chicos con pegatinas. Según el color de la ficha que el primero de los componentes de cada pareja eligiera, así se repartiría el premio entre él y el otro componente. La conclusión es que en ambos casos, simios y personas, la tendencia era a usar el sistema más justo: el que facilita un reparto al 50%.
“Hemos concluido que los chimpancés no solo tienen un sentido de la justicia muy cercano al de los seres humanos, sino que los animales toman exactamente las mismas decisiones que nuestra especie”, ha dicho Frans de Waal, uno de los coautores del artículo. La necesidad de colaborar es común a muchos animales, desde insectos a los más evolucionados o con mayores capacidades intelectuales, como delfines o simios. En los chimpancés, animales grupales que viven en sociedades fuertemente jerarquizadas y que son muy interdependientes, esta capacidad es fundamental.
Pero el parecido con los humanos llega también al grado de la injusticia. Porque si de alguna manera el individuo que hacía la elección primera podía imponerse al otro, entonces en ambos casos, niños y primates, elegía la opción con la que recibía una recompensa mayor.
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