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martes, 3 de marzo de 2015

Doctor, ¿tengo un pene normal?

Investigadores británicos determinan cuáles deben ser las medidas normales del miembro masculino, información que evitará que muchos hombres sufran dismorfofobia
Día 03/03/2015

 El tamaño del pene parece que sí importa
El tamaño del pene es una de las cuestiones más debatidas de la historia de la humanidad, aunque nadie lo reconozca. Muchos hombres están permanentemente preocupados por su tamaño; en algunos casos, el tamaño puede convertirse en una obsesión y generar un gran ‘malestar’ que en determinadas ocasiones puede conducir al diagnóstico de un trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia, un trastorno que hace que una persona se ve a sí misma o a una parte de su cuerpo de manera totalmente distinta a cómo es en realidad.
 En el caso del pene, las personas lo ven demasiado pequeño o deforme, lo que en ocasiones causa lo que se llama el «síndrome del vestuario», es decir, la falsa percepción que algunos hombres tienen sobre el tamaño de sus genitales al compararlos con los de otros varones. Puede que su pene sea estándar, incluso superior a la media, pero sufren una dismorfia corporal que les hace sentirse inferiores.
Pero ahora, gracias a una investigación del Kings College de Londres (Gran Bretaña) es posible que por fin haya unas medidas de referencia para determinar lo que se considera un pene normal. El trabajo, que se publica en «BJU International», proporciona información detallada de lo es el tamaño medio ‘normal’ de un pene, tanto en cuanto a su longitud como a su circunferencia. Esta ‘tabla de medida’, que ha revisado los datos de 17 estudios de más 15.000 varones, ofrece un información sobre lo qué se debe considerar como tamaño normal de un pene flácido o un pene erecto.

Todas las edades y razas

En concreto, los investigadores han creado un nomograma (una especie de representación gráfica que permite realizar con un cálculo numérico aproximado) para medir el tamaño del pene a todas las edades y que, además, sirva para todas las razas. El monograma se ha hecho a partir de la información recogida de 17 estudios médicos que incluyeron a 15.521 hombres que había sometido a mediciones del tamaño del pene realizadas por profesionales de la salud utilizando un procedimiento estándar.

Y los investigadores, gracias al nomograma, por fin han determinado el tamaño de un pene normal: así, para un pene flácido, la media sería de 9,16 cm y la de un pene erecto de 13,12 cm. La tabla también permite determinar la circunferencia media del miembro: así, para un pene flácido lo normal sería 9,31 cm, y 11,66 cm para uno erecto.
Los investigadores creen que los hallazgos de este trabajo, coordinado por David Veale, del Kings College, pueden ser de gran utilidad para los profesionales médicos a la hora de tratar con pacientes que están preocupados por el tamaño de su miembro, señala los investigadores. Se podría acabar así con el ‘síndrome del vestuario’, aseguran. «Creemos que estos gráficos ayudarán a los médicos tranquilizar a la gran mayoría de los hombres de que el tamaño de su pene está en el rango normal», señala Veale. Además, añade el experto, «también vamos a utilizar los gráficos para examinar la discrepancia que entre lo que un hombre cree que mide su pene y su tamaño real». Aunque es posible que estas medidas no satisfagan a todos.
 
Día 13/02/2015
Doctor, quiero un pene más pequeño
Un joven de 17 años se somete a la primera intervención exitosa para reducir el tamaño de su miembro, que había alcanzado unas dimensiones que le impedían mantener relaciones sexuales
¿Importa el tamaño del pene? Hace más de un año nos hacíamos eco del aumento del número de hombres en España que pasan por quirófano para aumentar el tamaño de su miembro viril, pero también existen casos en los que estar muy bien dotado por naturaleza puede suponer un problema funcional. Es el caso de un joven americano de 17 años, cuyo caso ha sido recogido en la revista «Journal of Sexual Medicine», que se ha sometido con éxito a una intervención para reducir el tamaño de su pene, la primera de este tipo.
Tenía un miembro tan grande que le impedía mantener relaciones sexuales o practicar deportes de competición. En estado de relajación, los cirujanos compararon sus dimensiones con las de un balón de fútbol americano.
«Llega un momento en la carrera de todo urólogo en el que un paciente le pide algo tan extraño e imposible de comprender que le deja sin habla y en este caso la pregunta fue: "¿puede hacer mi pene más pequeño?"», asegura a MailOnline Rafael Carrion, urólogo en la Universidad de South Florida y cirujano que operó al joven.
El adolescente había sufrido tres episodios de priapismo -una erección involuntaria-, que habían provocado una deformidad morfológica de su falo, dejándolo hinchado y deforme como un balón.
El doctor Carrion no encontró precedentes de esta cirugía. «Hay mucha literatura sobre cómo hacerlo más grande y largo, pero no más pequeño», apunta. Al final, decidieron embarcarse en una técnica quirúrgica que normalmente se utiliza para tratar la enfermedad de Peyronie.
El adolescente pasó dos días en el hospital y aunque los médicos no tomaron medidas del nuevo pene, el doctor Carrion asegura que el resultado fue «generoso». «Es ligeramente más largo y ligeramente más grueso que la media, pero ahora parece simétrica, y el paciente se mostró muy satisfecho», sentenció el médico.


Día 11/09/2013
Ni hombres ni mujeres parecen sentirse demasiado interesados en los testículos, aunque su tamaño también importe (algo)
¿Cuánto deben medir los testículos?
Archivo
Los testículos de un hombre adulto pueden variar de los 4 a los 8 cm de largo y de 2 a 4 cm de ancho
Desde tiempos inmemoriales, el pene ha concentrado las preocupaciones sexuales masculinas. Su forma, su capacidad para dar placer y, sobre todo, su tamaño, han sido objeto de todo tipo de interrogantes y obsesiones. Sin embargo, los dos acompañantes del miembro viril reciben muchas menos atenciones. Ni hombres ni mujeres parecen sentirse demasiado interesados por los testículos, aunque cumplan una función fundamental a la hora de procrear, la de producir espermatozoides y hormonas sexuales, la testosterona. Esta misma semana, un estudio publicado en la prestigiosa revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., concluía que los hombres con testículos pequeños se involucran más en el cuidado de sus hijos y les dedican más mimos y atenciones, a diferencia de los aparentemente mejor dotados, menos dados a ejercer de padres. Pero, ¿cuándo se pueden considerar pequeñas las gónadas masculinas?
Los testículos de un hombre adulto, de forma ovoide, pueden variar de los 4 a los 8 cm de largo y de 2 a 4 cm de ancho, así que la media se encuentra alrededor de los 6 cm de longitud y los 3 cm de anchura. «Hay cierta variabilidad, como ocurre con el tamaño del pene, pero resultan menos importantes desde el punto de vista sexual», explica Antoni Bolinches, psicólogo clínico, sexólogo y miembro de la junta directiva de la Federación Española de Sociedades de Sexología. «El motivo es que no son un elemento erotizante, no dan placer a la mujer ni van a excitarla, como sí puede hacer un pene suficientemente desarrollado. Los testículos tienen que ver con el deseo del hombre, pero no con la disposición sexual femenina», apunta.
Unos testículos por debajo de la media podrían considerarse pequeños, pero absolutamente normales. Si tienen menos de 2 cm de longitud y 1 de anchura, su dueño quizás sufra algún tipo de atrofia testicular. Por el contrario, un tamaño desmedido «no es demasiado habitual», aunque si es exagerado el varón puede padecer el varicocele, una hinchazón en la bolsa testicular que produce deformación. El sexólogo añade que no existe una correlación entre el tamaño del pene y el de los testículos. Al menos, no hay ningún estudio que confirme que un gran falo vaya escoltado por dos gónadas igualmente vistosas.

Infieles, ¿por naturaleza?

La hipótesis del estudio de PNAS se sustenta en que los testículos están relacionados con la producción de testosterona, así que unos más grandes producirán más cantidad de hormona, y el potencial sexual del macho será mayor. «Desde el punto de vista biológico, una mayor producción de testosterona dificulta el control del impulso sexual y favorece la promiscuidad, pero solo es un factor de riesgo. Por encima de todo se encuentra la madurez personal», dice el autor de «Sexo sabio», entre otros títulos. «Una de mis frases favoritas como sexólogo es que amar es renunciar a las personas que te gustan por respeto a la persona a la que amas».
Los hombres con menos testosterona, continúa Bolinches, «tendrían una mayor disposición al cuidado de los hijos y menos distracciones al servicio de la promiscuidad. Pero, insisto, el cuidado de los niños tiene más que ver con el grado de madurez personal». En cuanto a la fertilidad, aunque una eyaculación mayor supone más esperma, «esto no es lo más importante. Lo fundamental es la calidad del esperma, y eso no depende del tamaño de los testículos. Se ha comprobado que los espermatozoides son cada vez menos activos, y esto se debe a la contaminación bioquímica en el ambiente y los alimentos». Además, la movilidad espermática «tiene que ver con el estilo de vida y la edad».
En esta línea, una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) dada a conocer el pasado año comprobó en ratones que la exposición a ciertos contaminantes medioambientales afectaba al crecimiento de los testículos durante el desarrollo embrionario.
 
 
Día 05/06/2013
Doctor, quiero alargar mi pene
Aumenta el número de hombres en España que pasan por quirófano para añadir unos centímetros a su miembro viril
Doctor, quiero alargar mi pene  
 El tamaño del pene no importa... o sí. Depende de su funcionalidad y, por supuesto, de los ojos que lo miran. Lo cierto es que el número de hombres que se someten a una cirugía de alargamiento del miembro viril ha aumentado considerablemente. «Hace 12 años hacíamos entre 0 y cinco intervenciones anuales de este tipo. En los últimos seis años estamos entre 15 y 18 al año», asegura a ABC el doctor Mariano Rosselló, urólogo, andrólogo y director del Instituto de Medicina Sexual.
La preocupación por las dimensiones siempre ha estado ahí, pero en los últimos tiempos se ha incrementado «por la proliferación de imágenes de penes sobredimensionados en internet y a las películas pornográficas, que distorsionan lo que se considera normal», apunta el doctor Rosselló, que recuerda que la medida estándar del miembro en erección, según la Academia Americana de Cirugía Plástica del Pene, está entre 12 y 17 centímetros. Por debajo de los siete centímetros se considera micropene; entre 8 y 11, pequeño; 18 es grande y por encima de 19 muy grande. En España, la media se sitúa en los 13,58 centímetros, de acuerdo a un estudio de la Asociación Española de Andrología.
La peligrosa costumbre de compararse con el vecino lleva a algunos hombres a sufrir lo que se conoce como el «síndrome del vestuario», o lo que es lo mismo, a experimentar la sensación de que el tamaño de su pene es más pequeño de lo que realmente es. La mayoría de las veces esta percepción es falsa y el paciente solo necesita que el experto le confirme que su pene es normal. «De cada cien que vienen a preguntar por el alargamiento solo diez terminan operándose», asegura el cirujano.
Entre los que se someten a esta intervención, priman los que lo hacen por motivos terapéuticos: unas dimensiones reducidas que dificultan el coito, patologías como la disfunción eréctil o la curvatura, que pueden causar el encogimiento del miembro... Otros, los menos, lo hacen por una cuestión estética, como el que se opera la nariz o se hace una liposucción. Pero en ambos casos, antes de operar, hay que confirmar la estabilidad psíquica del paciente. «Cuando detectamos problemas de dismorfofobia u otros de tipo psicológico obsesivos enviamos al paciente a la consulta del psiquiatra», explica.

«Sobre todo en gente joven lo que ocurre es que no les preocupa tanto la propia funcionalidad o el tamaño del pene en erección sino que hay una preocupación obsesiva y reiterativa de la imagen y el tamaño del genital en reposo», advierte la doctora Rosa Abenoza, médico psicoterapeuta y sexóloga. En estos casos, hay que trabajar la identidad y la percepción de sí mismo que tiene el paciente, apunta la experta, porque «se valora tan poquito que cree que no va a ser aceptado si no tiene un genital cuasi perfecto».

Entre dos y cuatro centímetros más

Pero que nadie piense que con la intervención quirúrgica se hacen milagros. Según el paciente y su anatomía, el miembro puede aumentar como mucho entre dos y cuatro centímetros. Pero ¿cómo consiguen los cirujanos este alargamiento? «El pene no es solo lo que vemos. Tiene una continuación dentro del cuerpo. De esa parte interior extraemos un poco. Si lo que necesita el paciente es ensanchar, se realizan infiltraciones de grasa del propio individuo», explica el doctor Rosselló, que ha realizado más de 300 operaciones de este tipo, fundamentalmente a hombres de entre 30 y 40 años y «de todos los niveles sociales».
El miembro más pequeño que ha operado medía cinco centímetros, aunque reconoce que también ha tenido en consulta pacientes con grandes dimensiones que querían más. «Ha venido algún stripper, pero le hemos dicho que no. Esto es un acto médico, no un capricho», advierte el doctor. La operación, que dura una hora más o menos, requiere 24 horas de estancia en clínica, ejercicios de estiramiento del pene durante un periodo postoperatorio a determinar por el médico y, si no hay complicaciones, el paciente puede reanudar sus relaciones sexuales a partir de la quinta o sexta semana.
La intervención, que sólo se realiza en centros privados, tiene un coste de más de7.000 euros, una cifra que puede elevarse si se combina con otras cirugías como la implantación de una próstesis de pene para solucionar los problemas de difunción eréctil.


Día 09/04/2013
investigación en pnas

Sí, el tamaño del pene importa

Un nuevo estudio concluye que las mujeres prefieren a los hombres con un gran falo, lo que incluso pudo influir en la evolución humana
Sí, el tamaño del pene importa
PNAS
 Una de las imágenes mostrada a las mujeres voluntarias
La cuestión del tamaño del pene ha sido objeto de debate y un componente de la fantasía masculina desde la noche de los tiempos, pero aquellos que pretendan salvar su orgullo y el interior de su bragueta ninguneando la importancia de una buena talla van a recibir una mala noticia. Una nueva investigación realizada por biólogos australianos confirma que, en efecto, las mujeres se sienten atraídas por hombres cuyo órgano sexual es grande.
Claro que eso no lo es todo. Estudios previos ya habían demostrado que ellas prefieren a los hombres más altos, con hombros anchos y caderas estrechas. Los investigadores de la Universidad Nacional de Australia lo corroboran, pero además añaden el «detalle» del falo. Precisamente, un pene grande resulta aún más atractivo si el varón es alto, quizás porque su altura puede hacer que un miembro de talla pequeña se vea aún más diminuto. Eso sí, si el hombre es bajo y tiene un cuerpo poco agraciado, de poco le sirve estar muy bien dotado. «Si usted tiene un pequeño cuerpo con forma de pera, un pene grande no va a aumentar su atractivo sexual», apunta Brian Mautz, coautor del estudio, publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. (PNAS).
«Los biólogos creen que antes de que los seres humanos modernos, el Homo sapiens, lleváramos ropa, las mujeres utilizaron el tamaño del pene como un factor en la elección del mejor compañero posible para la reproducción, pero pocos datos se han añadido para apoyar esta hipótesis», afirma Michael Jennions, también autor de la investigación. Para comprobar si hoy en día ocurriría lo mismo, los investigadores mostraron a 105 mujeres jóvenes cincuenta imágenes digitales de siluetas varoniles con diferentes tamaños y anatomías, incluso con el pene en reposo. No había duda, las participantes preferían algo que las impresionara.

Influye en la evolución

Jennions y su equipo concluyen que las mujeres tienen en cuenta el tamaño del falo si tienen la oportunidad de verlo antes de mantener relaciones sexuales. En este sentido, creen que la selección femenina puede haber causado que los hombres hayan desarrollado penes más largos durante la evolución humana, un miembro que en la postura erguida del ser humano resulta «prominente y particularmente llamativo».Algunos estudios indican que la preferencia por un pene más grande puede deberse a que proporcionen mayores orgasmos o un mayor nivel de satisfacción sexual, aunque quizás también tenga que ver con preferencias estéticas innatas o adquiridas por normas culturales.
En el estudio, la relación entre tamaño y atractivo se mantiene a partir de penes de 7,6 cms en relajación, lo que se considera por debajo de la media según otro estudio realizado con más de 3.000 varones italianos. Ahí quedan los números.
 
Día 13/11/2012
Una investigación confirma que el tamaño sí importa
La revista «Journal of Sexual Medicine» ha corroborado que el tamaño del pene es importante a la hora de satisfacer a una mujer en la cama
El estudio ha revelado que la longitud del pene influye a la hora de llegar al orgasmo
Una nueva investigación de la revista «Journal of Sexual Medicine» ha corroborado los peores temores de algunos hombres. Concretamente, los resultados de su último estudio han demostrado que el tamaño del pene sí es importante a la hora de satisfacer a una mujer en la cama.
La investigación, que ha sido coordinada por Stuart Brody -psicólogo de la Universidad del Oeste de Escocia-, se llevó a cabo con una muestra de 323 mujeres, a las que se preguntó sobre sus encuentros sexuales recientes, sobre sus preferencias en la cama y sobre si consideran que la longitud del pene influye a la hora de llegar al orgasmo.
La conclusión, para suerte o desgracia, fue clara y casi unánime: las mujeres que tienen «orgasmos vaginales» frecuentes afirman que alcanzan el clímax más fácilmente con hombres con penes más grandes. «Esto podría ser debido, al menos en parte, a una mayor capacidad de un pene más largo para estimular toda la longitud de la vagina además del cuello uterino», señaló Brody a la revista científica.
A su vez, el experto agregó que «la ansiedad sobre el tamaño del pene que sienten los hombres no siempre es representativa de un estereotipo masculino arbitrario, sino que se puede corresponder con una apreciación precisa de que el tamaño es importante para muchas mujeres».

Orgasmos «vaginales» y de clítoris

Estos datos llegan algunas semanas después de que la misma revista llevara a cabo una investigación sobre las diferencias entre los orgasmos «vaginales» y los de «clítoris», unos fenómenos que fueron calificados de distintos ya que activarían diferentes zonas del cerebro.
De hecho, esta investigación ratificó una serie de estudios previos que revelaban, en contra de la creencia popular, que únicamente existía una forma de satisfacer a una mujer en la cama. Y es que, el análisis demostró que el «orgasmo vaginal» es tremendamente diferente al alcanzado mediante la estimulación del clítoris.
Sin embargo, esta opinión contrasta drásticamente con la del ginecólogo francés Odile Buisson, que uno de sus ensayos expuso que la pared frontal de la vagina está estrechamente relacionada con las partes internas del clítoris, lo que significaría que la estimulación de la vagina sin activar el clítoris debería ser imposible.
A su vez, y según varias investigaciones, la capacidad de llegar al orgasmo a través de la estimulación vaginal podría estar relacionada con la salud tanto física como mental, ya que estas mujeres tendrían más probabilidades de tener un orgasmo sin la estimulación del clítoris.


Día 19/06/2012
estudio en ratones

Contaminantes afectan al crecimiento de los testículos

Sustancias presentes en pesticidas, plásticos y algunos alimentos pueden alterar el desarrollo embrionario de los órganos sexuales masculinos
Contaminantes afectan al crecimiento de los testículos
Archivo
Dos ratones, en una imagen de archivo
Un equipo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comprobado que la exposición a ciertos contaminantes medioambientales puede afectar al desarrollo y función de los testículos. La investigación, publicada en la revista Reproductive Toxicology, demuestra que la expresión de cientos de genes en ratones machos puede verse alterada por la exposición durante el desarrollo embrionario a determinadas sustancias presentes en algunos pesticidas, plásticos, alimentos y cosméticos.
Los científicos han llevado a cabo los experimentos con diferentes dosis de ftalato (un plastificador), zearalenona (una toxina presente en algunos cereales), lindano (un plaguicida), bisfenol A (empleado en la fabricación de plásticos) y estradiol (una hormona esteroide sexual femenina). La exposición se llevó a cabo en periodos acumulativos durante el desarrollo embrionario con dosis más elevadas que las que se estima que afectan habitualmente a los humanos.
Todos los compuestos analizados forman parte de los denominados disruptores endocrinos, “un amplio y heterogéneo grupo de sustancias químicas que pueden interferir en el sistema endocrino con efectos sobre el desarrollo y función reproductivos”, detalla el investigador del CSIC Jesús del Mazo.

Cáncer testicular

El trabajo indica que, en concreto, el ftalato y la zearalenona generan huellas de desregulación génica específicas, independientemente de los niveles o el momento de la exposición a estos compuestos. “Su efecto se observa también en animales adultos si su madre estuvo expuesta a estas sustancias dos semanas antes de la fecundación”, señala Del Mazo, que trabaja en el Centro de Investigaciones Biológicas, del CSIC.
Los resultados del estudio apuntan a que estas sustancias tienen mecanismos de acción génica en los testículos en etapas muy tempranas del desarrollo embrionario. “Muchos de estos genes desregulados tienen actividades funcionales interrelacionadas y por eso pueden afectar a procesos clave en la función celular causantes de patologías reproductivas en el sexo masculino”, indica Del Mazo.
Los científicos esperan que este trabajo, llevado a cabo en colaboración con la Universidad de Utrecht (Países Bajos), ayude a buscar biomarcadores moleculares de toxicidad reproductiva y a potenciar futuras investigaciones sobre los posibles efectos de estos compuestos.
“Varios estudios epidemiológicos han evidenciado un incremento de las alteraciones del desarrollo y función testiculares en humanos y animales. El aumento de los casos de cáncer testicular entre varones jóvenes, el incremento de malformaciones genitales y el descenso progresivo de la cantidad y calidad espermática son algunas de las patologías relacionadas causalmente con los disruptores endocrinos”, agrega el investigador del CSIC.

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