La vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de la cartera de Justicia, la luxemburguesa Viviane Reding, ha propuesto crear un servicio europeo de espionaje para «contrarrestar» la actividad de la agencia de seguridad nacional (NSA) norteamericana.
No es la primera vez que se menciona esta posibilidad en Bruselas, aunque en esta ocasión todo parece indicar que la propuesta no avanzará más de lo que lo hizo en las anteriores. Reding ha intentado -hasta ahora sin éxito- aprobar una directiva más dura sobre privacidad y datos personales en internet en Europa, mientras que los países miembros tratan de minimizar la situación. Ayer mismo la propia Comisión admitió que ningún gobierno le ha pedido que utilice la cuestión de la protección de datos en las negociaciones del acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
Sin embargo, Reding parece decidida a resucitar ella sola la guerra fría, con este proyecto de una agencia de espionaje dedicada específicamente a desenmascarar las actividades de los servicios secretos norteamericanos. «Con un servicio de inteligencia europeo, como el que propongo crear en el horizonte de 2020, Europa podrá hablar con una sola voz. La NSA necesita un contrapeso», dijo la vicepresidenta de la Comisión Europea (CE) en declaraciones que ha recogido una publicación griega. Según la comisaria, «ahora le toca a Estados Unidos tomar medidas para que Europa vuelva a confiar» en sus buenas intenciones, después del escándalo de las escuchas atribuidas a la NSA.
En la actualidad, los servicios europeos de información cooperan en el llamado intCen en el seno del Servicio de Acción Exterior (una institución que orgánicamente ya no controla la Comisión) y los responsables antiterroristas de todos los países miembros se reúnen en el CP931, un grupo de trabajo del Consejo, es decir, en el ámbito intergubernamental, sin vínculos institucionales con la Comisión. De hecho, la inteligencia es una de las competencias más celosamente guardadas por cada país. En 2004, después del atentado de Atocha, Bélgica propuso por primera vez crear un servicio de inteligencia europeo para luchar contra la amenaza terrorista, pero Francia, Alemania y el Reino Unido descartaron rápidamente esta idea, de la que no se había vuelto a oír hablar hasta que la comisaria Reding la ha vuelto a poner sobre la mesa.
¿Ambiciones políticas?
Teniendo en cuenta que hay elecciones europeas en mayo del año que viene, es un tanto audaz hacer planes de este tipo con un horizonte de 2020, es decir, dentro de dos legislaturas, cuando no está claro ni siquiera que ella repita como comisaria. De hecho, se considera que una buena parte de las razones por las que ha emprendido esta estrategia de gesticulaciones están vinculadas a sus poco disimuladas aspiraciones a ser la presidenta de la Comisión en la próxima legislatura.
La comisaria Reding aún confía en que la nueva legislación europea sobre protección de datos que ella patrocina pueda ser aprobada antes de que acabe esta legislatura, aunque los últimos acontecimientos parece que no van a contribuir a facilitarlo. Ante esta situación, lo que ha decidido pedir es que sean los norteamericanos quienes aprueben un endurecimiento de su regulación en este campo «para que los ciudadanos europeos recuperen su confianza».
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